Fue un concurrido desfile, lleno hasta la bandera de personalidades como las actrices Rosamund Pike y Maggie Gyllenhaal, las modelos Elle Macpherson y Cindy Crawford.
También la ‘it girl’ Olivia Palermo, el ex primer ministro francés Lionel Jospin o las estrella del pop coreano Cha Eun-woo y Jisoo, que causaron sensación entre los parisinos que se agolpaban a las puertas de las Tullerías.
Lea más: Lingerie parisien
En este famoso jardín del centro de la capital tuvo lugar el desfile en el interior de una carpa de grandes dimensiones, donde la marca reconstruyó lo que parecía un templo budista esculpido en una montaña.
La diseñadora de la firma, la italiana Maria Grazia Chiuri, jugó con prendas de interior que convirtió en material de pasarela: corsés, batas de encaje, pantalones cortos de seda y tops semejantes a sujetadores deportivos fueron la tónica en esta línea para la primavera-verano de 2023.
Moda Dior
Dior, que protagonizó la segunda jornada de la Semana de la Moda de París tras la presentación este lunes de las marcas emergentes, apostó por la combinación de encajes, desde bordados hasta guipur para dar un giro barroco a prendas casi deportivas.
Chaquetas en materiales técnicos, petos de trabajo, camisetas de algodón convertidas en maxivestidos y pantalones vaqueros muy anchos se combinaron con camisas holgadas bajo ajustados corsés, capas abiertas y faldas plisadas ajustadas en la cintura mediante una cuerda, como un saco.
La firma, que en junio sorprendió a su público con un desfile en la Plaza de España de Sevilla inspirado en la tradición andaluza, repitió con un cierto estilo barroco, sobre todo con los exagerados miriñaques que llevaban las modelos bajo las faldas, que generaban unas formas redondeadas en las caderas y con mucha caída en las piernas.
También destacaron las faldas de cuero plisadas a media pierna y las gabardinas de color camel, revisitadas con cortes más actuales, así como un estampado gráfico del mapa de París que vistió las prendas más deportivas.
Moda en blanco y negro
Chiuri no se permitió más colores que el blanco y el negro, a excepción de los tonos naranjas y rosas que bordaron algunos abrigos al final de la pasarela, con delicados estampados de flores, la nota más colorida del desfile.
Un desfile que arrancó con la interpretación de una coreografía de baile contemporáneo que fue acompañando a las modelos a lo largo de toda la pasarela mientras sonaba una música fuerte e inquietante.
Pese a la oscuridad de esta colección, Chiuri no abandonó sus famosos vestidos plisados de silueta princesa, aunque en este caso solo un par, con cuello alto, falda plisada, mangas abullonadas y encaje en la pechera.
Para seguir con la estela de sus últimas pasarelas, volvió a apostar por las minifaldas en forma triangular, combinadas con zapatos tipo muñeca: merceditas atadas hasta la rodilla, planas o con tacón, y con calcetines hasta media pierna por debajo. Una inspiración un tanto gótica que tuvo eco también en el maquillaje elegido por el director de belleza Peter Phillips: dos pronunciadas líneas negras rodeando el ojo y cruzándose en el lagrimal, como dibujando un pez.