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Sin embargo, este trastorno del desarrollo se presenta por lo general recién en la escuela primaria, de acuerdo con la Asociación Profesional de Pediatría y Adolescencia de Alemania (BVKJ, por sus siglas en alemán).
Si bien es normal que los chicos dejen fuera letras cuando aprenden a escribir, las confundan o las coloquen en los lugares equivocados, los niños con dislexia cometen estos errores con mayor frecuencia y durante un periodo más largo de tiempo. Además, les cuesta leer varias palabras sueltas una tras otra y comprender el sentido de las oraciones leídas.
El beneficio del diagnóstico temprano
Si los padres sospechan que su hijo tiene dislexia, lo mejor es que hablen cuanto antes con el maestro y busquen asesoramiento médico. Al diagnóstico se puede arribar, entre otras cosas, con pruebas estandarizadas.
Si bien la dislexia no se cura, para los niños es beneficioso que pueda ser diagnosticada cuanto antes. El pediatra Ulrich Fegeler, experto de la BVKJ, explica que es más fácil tratar al niño y enseñarle con un enfoque de aprendizaje personalizado, adaptado a sus necesidades.
“Los padres pueden ayudar al niño siendo pacientes y fortaleciendo su autoestima”, señala.
Los antecedentes familiares como factor de riesgo
Entre el cinco y el diez por ciento de los niños tienen dislexia, aunque esta afecta con más frecuencia a los varones que a las mujeres.
La causa de este trastorno no está del todo clara, pero un factor importante son, al parecer, problemas en el procesamiento de las impresiones visuales y/o auditivas.
Los antecedentes familiares también suelen influir. Los niños con familiares cercanos que han padecido dislexia, por ejemplo, tienen un mayor riesgo de presentar esta dificultad de aprendizaje.