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Para Auda Roig, experta den ceremonial y protocolo, que, pese a que hoy en día todo es supermoderno y la igualdad de condiciones entre el hombre y la mujer prevalece, no está mal tomar la iniciativa de invitar a una mujer a cenar a un restaurante o a un amenitie de un departamento, por ejemplo.
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La respuesta que da Roig es más simple de lo que podríamos esperar y resuelve el acertijo sin más vueltas diciendo que el (o la que invita) paga. “Generalmente, el protocolo dice que lo usual es que quien invita, paga”, dice. “Si la mujer es quien cursa la invitación, es ella quien tiene que pagar”. “Paga la persona que invita y eso se debe respetar”, enfatiza.
Sin embargo, hace una salvedad de que en Paraguay todavía muy extendida la costumbre más conservadora de que los caballeros son quienes pagan. Lo que si se puede considerar de mal gusto es que quien haya sido quien invitó, llegado el momento de pagar la cuenta diga a la persona invitada que se dividan los gastos.
No es lo mismo “te invito” que “vamos pues”
Roig remarca que no es lo mismo decir “te invito”, en donde rige el principio mencionado que al “vamos pues a tomar un café” o “vamos a cenar”, en donde se entiende que cada quien se hará cargo de sus gastos. Así que hay que ser claros y sobre todo cuidadosos con la terminología a la hora de acordar un encuentro para evitar malos entendidos.
Cuando se trata de almuerzo o cena de negocios
Por otra parte Aunque siempre rige el principio igual al de las citas románticas, cuando se trata de negocios hay que tener en cuenta algunos aspectos, en especial cuando se invita a una mujer ejecutiva a un almuerzo o cena de trabajo. “Hay veces que se paga en partes iguales, porque no prima la cualidad de dama sino la jerárquicas. Pero el que tiene interés en el negocio es el que paga o debe pagar. Lo que no hay que hacer, porque es de mal gusto, es discutir quien paga la cuenta en la mesa. En tal caso se paga disimuladamente excusándose de ir al baño y de paso se finiquita la deuda”, dice
Si vamos con amigos
Si es una salida de amigos, se acostumbre dividir la cuenta en partes iguales. Sin embargo, el amigo o la amiga del grupo que no consume alcohol no tiene por qué regirse por este principio democrático ya que las bebidas alcohólicas tienen mayor costo.