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La rúcula es un detalle verde más que interesante en las ensaladas ya que se puede combinar con otras hojas como la lechuga y las papas. Es muy digestiva y diurética, además de contener vitaminas A, C y E y B.
Pertenece a la familia de las coles o repollo y el brócoli, y es pariente del rábano. Sus hermosas hojas verdes y tallos tiernos se consumen crudos o cocinados, y adornan espectacularmente una pizza o tallarines a los que agrega su sabor picante y amargo.
Como es baja en calorías, su presencia no creará ninguna culpabilidad al temor de engordar; se consume incluso en hamburguesas gourmet.
La rúcula se agrega al final y con el horno apagado, y luego de dos minutos le va bien un rociado con aceite de oliva. Es el detalle que va por encima de otros ingredientes como tomates, o incluso otras hojas de una ensalada.
Sus bordes pueden ser aserrados o lisos; crecen sin ningún problema en los patios y macetas con suelo franco arenoso y areno arcilloso, que contengan materia orgánica. Se puede sembrar de marzo a agosto a pleno sol, y luego en la primavera ya requerirá media sombra.
Crecerán mejor si se planta cada tres meses en invierno, sacando las plantas con mala apariencia y sin olvidar el riego bien temprano.
En un mes y medio ellas estarán listas para la cosecha; se pueden cortar solo las hojas o arrancar la planta entera.
Guarde en la heladera luego de un buen lavado en bolsa de plástico, con buen respiro mediante agujeros, o un táper con papel absorbente para evitar la humedad.
Ahora que la conocemos la rúcula esta lista para que la elija entre sus hojas más codiciadas al hacer sus compras.
Foto: cosecha de Antonella Brignardello.