Vende lentejas, frutos secos e incluso vinagre o detergente para la ropa a clientes que vienen a llenar sus propios envases. En un día lluvioso de mayo, esta emprendedora de 32 años, al volante de un vehículo eléctrico que alcanza a duras penas los 30 km/h, tiene programadas ocho entregas en el noreste de la capital británica. “Es muy fácil de conducir” , dice. “Es un poco como un paseo en kart, pero el volante es rígido y se nota en los baches”.
Frente a un edificio del barrio londinense de Hackney, tres clientes se suceden para comprar mango seco, pasta, pasas y champú. “Para mí era importante hacer más accesibles y visibles estas tiendas móviles de cero residuos y animar a la gente a utilizarlas”, explica Shone. “Cuando se me ocurrió la idea, pensaba que iba a volverme un poco loca después de encontrarme en desempleo técnico” en abril de 2020, al principio del primer confinamiento, admite. Pero pronto se decidió a invertir sus ahorros para comprar este camión de segunda mano, encontrado en internet, con el objetivo de crear una “experiencia de compra más comunitaria”.
El proyecto se puso en marcha el pasado agosto. Los clientes pueden reservar en línea el paso del camión y llenar sus recipientes directamente desde las cajas o dispensadores de líquidos colocados en su parte trasera. El vehículo, que no es contaminante y no tiene puertas para agilizar la entrega, evoca en la mente de Shone la “nostalgia” de los “milkmen” , los repartidores de leche fresca conocidos por los ingleses desde finales del siglo XIX. Shone cree que hay “mucho que hacer, obviamente, a nivel empresarial y gubernamental, pero también a nivel de los consumidores” para reducir el uso del plástico.
“Conciencia”
Según Greenpeace, los británicos son los segundos consumidores de plástico del mundo, después de los estadounidenses. Un estudio publicado en enero por Greenpeace y otra oenegé ecologista, la Environmental Investigation Agency (EIA) , mostró que las diez principales cadenas de supermercados del Reino Unido solo redujeron su huella de plástico en un 1,6% en 2019 a pesar de sus promesas. Pese a todo, Shone sigue siendo optimista. “Durante la pandemia, recurrimos demasiado a los objetos de usar y tirar, por miedo a reutilizar algo que pudiera provocar la transmisión del virus” , afirma. “Pero a contracorriente, creo que también hubo un poco de sensibilización sobre la responsabilidad medioambiental y mucha gente se dio cuenta de la cantidad de mascarillas de un solo uso que había en los parques”.
En abril, consiguió recaudar 15.000 libras (21.000 dólares, 17.000 euros) a través de una campaña de microfinanciación, que le permitirán añadir estanterías a su camión. Además de la importancia de iniciativas como la suya, Shone apoya la prohibición general del plástico desechable. “Hay muchas áreas en las que el plástico es completamente innecesario y el gobierno no regula lo que las empresas pueden hacer” , denuncia. “Y la infraestructura de reciclaje no es adecuada” , lamenta.