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El hombre es trasladado con graves heridas en la cabeza a terapia intensiva y necesita asistencia para respirar. Su mujer se queda a su lado, desesperada. No hay mucho más que hacer, y su esposo muere.
Dos meses después, la mujer revive el accidente en su mente. Su esposo en el lugar del accidente. El respirador. El médico que le trae la noticia de su muerte.
La mujer tiene palpitaciones, sudoración. Estos flashbacks son cada vez más frecuentes. Por la noche tiene pesadillas recurrentes. Sufre de trastorno por estrés postraumático (TEPT).
Sacudido hasta la médula
El caso es relatato por Julia Schellong. La directora de Psicotraumatología de la Clínica Universitaria de Dresde, en Alemania, explica lo que hay detrás del TEPT: “Un trastorno por estrés postraumático es una reacción psíquica retardada a un acontecimiento por el que uno se vio sacudido hasta la médula”.
Esto hace que el día a día de quienes lo padecen se vea fuertemente afectado. En la mente, el hecho traumático vuelve a desenvolverse ante los ojos una y otra vez.
“Estas personas se sienten completamente desorientadas y a menudo tienen la sensación de estar como entumecidas”, dice Schellong, que también es jefa de la Unidad de Psicotraumatología de la Sociedad Alemana de Psiquiatría y Psicoterapia, Psicosomática y Neurología (DGPPN).
Hay distintos tipos de eventos traumáticos: puede tratarse de un accidente de tránsito grave, un acto criminal violento, una catástrofe natural, como por ejemplo un terremoto o un abuso grave.
<i>Flashbacks</i> por una sirena
El evento traumático no surge siempre con tanta facilidad en la mente de la persona afectada. A veces pueden desatar el recuerdo determinadas señales acústicas, como por ejemplo la sirena de una ambulancia que pasa, explica Per Teigelack, de la Clínica de Medicina Psicosomática y Psicoterapia de la Clínica LVR de Essen, en Alemania.
Un trastorno de estrés postraumático también puede manifestarse a través de cosas que se evitan. Como por ejemplo, cuando alguien no se anima a salir más de noche a la calle porque alguna vez fue atacado mientras caminaba a esa hora.
De acuerdo con Teigelack, a esa sensación permanente de inseguridad se suman síntomas como falta de sueño, irritabilidad extrema y dificultades para concentrarse.
Los pacientes con TEPT pueden tener además bloqueos emocionales frente a otras personas y parecer apáticos. “En el caso de muchas personas afectadas, la confianza en ellas mismas y en los demás está fuertemente afectada”, explica Julia Schellong. De esta forma, el día a día puede convertirse en una tortura.
Aprovechar las posibilidades de terapia
“Las personas afectadas no deberían intentar acabar con su problema por sí solas y buscar ayuda lo antes posible”, recomienda Per Teigelack. Para ello hay distintos tipos de terapia.
Dependiendo de la gravedad del caso, la terapia puede ser ambulatoria o con una estancia en el hospital. Psiquiatras, psicoterapeutas y expertos en clínicas psicosomáticas pueden tratar a estos pacientes.
En muchos casos, la terapeuta o el terapeuta le muestran al paciente distintas posibilidades para poder lidiar con estos molestos síntomas en el día a día. A veces basta con aprender algunas técnicas de relajación.
Una vez que los afectados alcanzaron cierta estabilidad interior, pueden ir acercándose paso a paso al evento traumático junto a su terapeuta, mirarlo de cerca, observarlo, analizarlo y, eventualmente, volver a evaluarlo.
La idea es que el acontecimiento pierda de a poco su carácter traumático y se convierta en un recuerdo normal. “Al paciente le queda claro que logró superar ese hecho traumático”, describe Julia Schellong el final del proceso.
El objetivo final es que este hecho traumático pueda inscribirse en la propia historia de vida, pero sin ser determinante.