Cargando...
“Toda víctima de ciberacoso, no importa la edad que tenga, debe buscar ayuda”, aconseja Sebastian Seitner, del centro de medios audiovisuales de la región alemana de Baden-Wurtemberg, y añade que se trata de un problema social alimentado por el anonimato y la velocidad en el espacio digital.
En plataformas como Facebook o Twitter se pueden reportar mensajes abusivos. Seitner explica que en las plataformas está todo claramente regulado y que, dependiendo del caso, estas pueden eliminar contenidos maliciosos.
Sin embargo, si se trata de amenazas e insultos graves, se debería presentar una denuncia, es decir, acudir a la policía.
Para ello, es importante documentar el incidente con exactitud, con la hora exacta, la dirección de Internet y, preferiblemente, también con capturas de pantalla. Estas podrían servir como prueba si, por ejemplo, el insulto o la amenaza se borran o cambian posteriormente.
Peter Sommerhalter, de una alianza alemana contra el ciberacoso, opina que muchos adultos no han aprendido a enfrentarse a los ataques en Internet, y señala que a muchos les sorprende la intensidad con la que a veces se amenaza a las personas en la red.
El experto explica que, además del acecho, las venganzas sexuales son un tipo de ataque que afecta especialmente a las mujeres: fotos o vídeos íntimos, grabados en determinado momento con el consentimiento de ambos miembros de la pareja, son puestos en línea deliberadamente por el o la ex, o bien publicados por otras vías.
En el caso de este tipo de incidentes, se recomienda tratar el problema abiertamente, aconseja Sommerhalter, citando un ejemplo: “Una mujer afectada había tenido que cambiar de trabajo varias veces porque su expareja había enviado repetidamente fotos de ella desnuda a sus compañeros de trabajo”.
El experto relata que la víctima, finalmente, buscó hablar con su jefe, colegas y la responsable de igualdad de oportunidades de la empresa “para explicarles lo que le estaba pasando y que no iba a seguir soportándolo”.
Según el psiquiatra Ahmad Bransi, director médico de una clínica especializada en la región alemana de Baja Sajonia, el acoso, ya sea escolar o laboral, y el ciberacoso dejan huella en el alma y pueden causar todo un espectro de problemas:
“Sabemos que las personas que son víctimas de ciberacoso sienten cambios en su calidad de vida, en su estado de ánimo y en su salud mental”, relata.
El especialista puntualiza que, en los adultos, esto se manifiesta, entre otras cosas, a través de bajas por enfermedad, incapacidad para trabajar, deseos de renunciar al trabajo y depresión. Los cambios de personalidad también podrían ser una consecuencia.
Bransi explica que los niños son más conscientes de la necesidad de ayuda, mientras que, en el caso de los adultos, estos creen erróneamente que pueden manejar sus problemas por sí solos. “Pero a menudo no es así. Porque quien está siendo acosado, también en Internet, necesita ayuda”.
El psiquiatra advierte que, especialmente si el acoso se ha prolongado durante mucho tiempo, puede persistir un trastorno mental, y añade que Internet no olvida nada, ya que, por ejemplo, las difamaciones que no se pueden borrar pueden provocar verdaderos trastornos de ansiedad, dudas sobre sí mismo o, en casos muy graves, incluso el suicidio.
El médico explica que muchas personas se avergüenzan de ser acosadas y se sienten en cierto modo culpables, y aconseja hablar con las personas allegadas sobre lo que está ocurriendo y tomar medidas con respecto a la sensación de impotencia y aislamiento.
Según Bransi, el médico de cabecera puede ser un primer punto de contacto si alguien no puede o no quiere buscar ayuda psicológica.
La psicóloga social y experta en ciberpsicología Catarina Katzer, de la ciudad alemana de Colonia, indica que hasta ahora ha habido muy poco asesoramiento directo para las víctimas adultas del ciberacoso.
A las redes sociales, Katzer sugiere un botón de emergencia que comunique con una persona de contacto que pueda ofrecer asistencia, y opina que, además, muchas empresas y organizaciones carecen de una gestión activa de prevención y de un punto de contacto directo para las víctimas del ciberacoso.
Katzer dice que, hasta ahora, el problema ha tendido a ser soslayado, ya que este tipo de situaciones conflictivas suelen considerarse un fallo de la política empresarial o de la gestión de personal.