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El vértigo posicional paroxístico benigno fue descrito por primera vez por Barany en 1921 y Dix y Hallpike, en 1952, describieron la maniobra que provocaba este vértigo. Posteriormente a lo largo de la historia esta entidad ha sido ampliamente estudiada dando pasos muy importantes en el conocimiento de su origen y tratamiento.
La doctora Sheila Leguizamón, especialista en otorrinolaringología con formación en otoneurología en los hospitales Británico y de Clínicas José de San Martín de Buenos Aires, ayuda a entender de que se trata esta patología. “El vértigo es un síntoma frecuente, definido como ilusión de movimiento, del entorno, del mismo paciente; se trata de una sensación de balanceo giratorio o de desplazamiento propio o de la base de sustentación”, refiere, y añade que “el vértigo posicional paroxístico benigno es un vértigo recurrente, de segundos de duración, provocado por posiciones específicas de la cabeza en el espacio, cuando ocurre la migración de unas partículas llamadas otolitos en el oído interno. Puede ocurrir al inclinar la cabeza hacia arriba o hacia abajo, cuando el paciente se acuesta o cuando gira o si se sienta en la cama”.
Este tipo de vértigo es el más común dentro de los de causa periférica, representando un tercio de todos los vértigos de origen vestibular. ¿Quiénes suelen padecer vértigo posicional paroxístico benigno? “Generalmente mayores de 40 años y con una mayor incidencia las mujeres”. Y algo llamativo es que “en la mayoría de los casos no conocemos la causa del vértigo y hablaremos del vértigo primario o idiopático; en el resto de los casos abarca el vértigo secundario a traumatismos craneoencefálicos, infecciones virales, migraña, trastornos vasculares, reposo prolongado en cama, la ototoxicidad. También puede deberse al déficit de vitamina D, la depresión y el estrés en el último año y factores de riesgo cardiovascular, como hipertensión, hiperlipidemia, diabetes, enfermedad coronaria y obesidad”, detalla la especialista.
El laberinto vestibular
Según comenta la doctora dentro del oído hay un órgano diminuto llamado “laberinto vestibular” que tiene tres estructuras con forma de bucle (canales semicirculares) que contienen líquido y sensores finos como un cabello, y que controlan la rotación de la cabeza. Hace notar también que otras estructuras (órganos de los otolitos) del oído controlan los movimientos de la cabeza (arriba y abajo, izquierda y derecha, atrás y adelante) y la posición de la cabeza en relación con la gravedad. Estos órganos de los otolitos contienen cristales que nos hacen sensibles a la gravedad. Por ello luego de un movimiento de la cabeza el paciente puede percibir que todo le da vueltas”.
Y la explicación es que “por diversos motivos, estos cristales pueden desprenderse e introducirse en uno de los canales semicirculares (en especial, si se está recostado). Esto hace que el canal semicircular se vuelva sensible a los cambios de posición de la cabeza a los que normalmente no respondería, lo que te hace sentir mareado”. Y el cuadro clínico característico de un paciente viene definido por múltiples crisis de vértigo rotatorio de unos 10 a 60 segundos o minutos de duración, precipitados por ciertos movimientos o cambios de posición de la cabeza, generalmente al girar en la cama, al extender el cuello o al inclinar la cabeza hacia delante. Hay también síntomas acompañantes, como cefalea, náuseas, vómitos o sudoración fría”.
El diagnóstico
Lo primero que el profesional médico hará es obtener una buena historia clínica. “Y una serie de maniobras de provocación que nos permitirán determinar el canal semicircular afectado y proceder al tratamiento mediante maniobras de reposición de partículas específicas para cada canal semicircular. El más frecuente es el vértigo de canal posterior cuya maniobra de diagnóstico es llamada maniobra de Dix Hallpike, que consiste en llevar al paciente de la posición sentada a acostada con la cabeza rotada 45 grados hacia un lado y extendida aproximadamente unos 30 grados por debajo de la camilla. La maniobra de Dix-Hallpike será positiva si aparece un nistagmo (movimiento ocular involuntario) paroxístico y transitorio, con sensación vertiginosa acompañante”, aduce la doctora.
Los tratamientos
A la mayoría de los pacientes se les brinda tratamiento en el consultorio mediante maniobras sencillas con las que se pretende llevar los cristales de regreso a su ubicación habitual. Las maniobras tardan solo algunos minutos y sus posibilidades de éxito son elevadas. Por lo general se pueden llevar a cabo en la misma cita en la que se hace el diagnóstico. Existen varias maniobras, una de las más utilizadas es la maniobra de Epley.
Algo que hay que saber es que los medicamentos no curan este vértigo e incluso hay algunos que pueden enlentecer la recuperación. Pero luego de las maniobras es posible que los síntomas ya hayan disminuido considerablemente o tardar varios días a una semana en desaparecer por completo y puede ser que el tratamiento deba llevarse a cabo más de una vez, en la experiencia de la galena.
“Puede ocurrir que el paciente quede con un mareo residual posterior al vértigo, en ese caso se puede recurrir a la rehabilitación vestibular, que a través ejercicios entrena a todo el sistema del equilibrio para conseguir que vuelva a funcionar de manera correcta”, explicita.
Por último afirma que rehabilitación vestibular sobre todo está indicada en personas mayores con riesgo de caídas.
Novedades científicas
-Se han publicado nuevas y variadas maniobras de reposición para el tratamiento como la maniobra de Zuma e Maia, la maniobra de Yacovino, entre otras,
-Además se ha publicado el documento de consenso sobre el VPPB de la Sociedad Barany, que es una sociedad internacional interdisciplinaria que se dedica a la investigación vestibular.
-La asociación entre el VPPB y el déficit de Vitamina D dirige a analizar estos valores y suplementar con ella, si es necesario.