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Estos son algunos aspectos de esa nueva normalidad.
Apretones de mano y reuniones
Los apretones de manos tendrán que evitarse “por una duración indeterminada”, dice Tom Frieden, que dirigió los Centros estadounidenses para la Prevención y la Lucha contra las Enfermedades (CDC) durante la presidencia de Barack Obama (2009-2017).
Las oficinas deberán pensar también en mejores prácticas.
"¿Podemos tener puertas que no necesitan ser abiertas por gente? ¿Habrá que tomar la temperatura de todas las personas que entran?, se pregunta Frieden en la prensa estadounidense. Los dispensadores de alcohol en gel serán un objeto habitual en las oficinas. Las empresas podrían rediseñar sus espacios comunes y hacer lo necesario para que nadie tenga que compartir puestos de trabajo, ordenadores ni teléfonos. Se recomendará el uso de mascarillas y algunas empresas las suministrarán a sus empleados.
Los supermercados ya regulan el número de clientes presentes al mismo tiempo en la tienda, y muchos instalaron paneles de plástico para proteger a sus cajeros. El resto de los comercios podrían adoptar medidas similares, especialmente medidas de distanciamiento en su interior.
Otra medida podría ser escalonar los horarios de los empleados, o incluso los días laborables, para limitar el número de personas que coinciden en la oficina. “Una de las consecuencias positivas de la covid será, espero, que habrá menos reuniones”, añade Frieden.
Más bajas por enfermedad
“Tal vez se anime a la gente a quedarse en casa cuando esté enferma”, dice Brandon Brown, epidemiólogo en la universidad de California Riverside. Estados Unidos nunca ha impuesto a nivel nacional el derecho a licencias por enfermedad pagadas, ni tampoco vacaciones remuneradas.
El resultado es que un tercio de los estadounidenses siguen yendo a trabajar cuando están enfermos para no perder dinero, según una encuesta realizada en octubre de 2019 por el gabinete Robert Half.
El teletrabajo, que millones de personas han tenido que adoptar por la pandemia, se extenderá probablemente, según los trabajos. “La pandemia y el confinamiento mostraron que las reuniones en persona no son tan necesarias como se pensaba. Las reuniones virtuales tienen que convertirse en una opción sistemática”, añade Brown.
Ayuda psicológica
El balance de la pandemia podría llevar a empresas a financiar una ayuda psicológica para sus empleados. “No olvidemos que mucha gente va a volver a trabajar tras haber perdido a familiares”, apunta Marc Wilkenfeld, médico en la universidad de Nueva York.
Al menos en Estados Unidos, donde el sistema de protección social no es universal, "las grandes empresas, y tal vez algunas más pequeñas, tendrán que afrontar ese problema, porque todo el mundo necesita que los trabajadores regresen con buena salud física y mental", dice.
Tapas de inodoro
Una mejora de la higiene en el trabajo será imprescindible, insisten los expertos. Habrá que limpiar las superficies que más se tocan, especialmente en los baños. Los inodoros tendrán que estar impecables, ya que algunos indicios sugieren que el nuevo coronavirus puede circular en los excrementos.
Un estudio publicado por la prestigiosa revista médica The Lance recomienda "no ignorar los malos olores que proceden de los baños, las cocinas y los lavabos". Las tuberías deberán impedir que los gases se escapen de los circuitos de aguas usadas.
Para reducir los riesgos hay que bajar la tapa del váter, ya que tirar de la cadena puede liberar en una sola vez hasta 80.000 gotitas que pueden caer en superficies y permanecer en el aire durante horas, según un estudio reciente en Hong Kong.
Pero en los baños de las oficinas, es frecuente que los inodoros no tengan tapa.
¿Quién regresa primero?
Los empleados de más de 65 años, o quienes tengan enfermades como la diabetes o la hipertensión, podrían ser los últimos en volver al trabajo. “No creo que todo el mundo regrese al mismo tiempo”, considera Wilkenfeld.