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“El tema no debe ser silenciado, al contrario. Siempre aconsejamos a los padres que hablen abiertamente de este tema con sus hijos”, señala Kristin Langer, de la iniciativa alemana (¡Mira!).
Langer y sus colegas orientan a padres con hijos de entre tres y 13 años en el manejo de los medios de comunicación modernos.
El cibergrooming puede afectar a niñas y niños por igual, asegura la especialista.
En teoría, los menores están en riesgo desde el momento en que están en la red de forma independiente y privada, por ejemplo, cuando usan su primer smartphone.
La puerta de entrada para un "groomer" (el adulto que se hace pasar por un menor con un objetivo sexual) suele ser el chat, ya sea en aplicaciones, en foros o en cualquier otro lugar, por ejemplo en los videojuegos.
Langer hace hincapié en que hay que informar claramente a los hijos sobre el peligro de un acoso a través de la red. El niño debe saber que en Internet hay gente que no quiere nada bueno para él o para la familia, agrega.
Es bueno que los menores también sepan cómo funciona exactamente el cibergrooming. Por ejemplo, que los abusadores a menudo se hacen pasar niños y adolescentes de la misma edad, muchas veces como agentes de casting o de modelos.
Por lo general los groomers se expresan de manera muy optimista, con muchas promesas y elogios exagerados.
La asesora aconseja que los padres deben advertir a su hijos no dar información sobre sí mismos y evitar mencionar el lugar donde viven, su edad y número de teléfono móvil.
"Para los niños muchas veces es una sensación estupenda tener su propio celular y poder dar su número", señala Langer y recalca que los padres deben esclarecer a los hijos en ese sentido.
Para ello, según la especialista, los niños necesitan un confidente al que puedan acudir en caso de tener alguna pregunta o inquietud. Especialmente cuando la relación con los padres es algo tensa durante la pubertad.
"En ese caso tal vez pueda ayudar un padrino o madrina, o un amigo de la misma edad", apunta.
Los amigos deben estar siempre presentes al momento de tomar contacto online con un desconocido. También los adultos deben estar informados. No importa si se trata de un encuentro en persona o través de la webcam, que a menudo parece una forma de comunicación inofensiva.
“Los niños aún no son capaces de evaluar las consecuencias e implicancias del uso de tales tecnologías. Son niños y no tienen por qué saberlas. Pero ahí es donde tienen que estar presentes los padres”, enfatiza Langer.