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"Las bases de la alimentación saludable se establecen durante los meses de gestación", afirma el doctor Frank Jochum, especializado en niños y adolescentes y nutrición.
"Lo que come la madre le llega a través de la placenta al bebé", explica Jochum, por eso es tan importante no subestimar el valor de una buena alimentación durante esos meses, explica. "Durante el embarazo y hasta el segundo año de vida el cuerpo registra procesos de programación del metabolismo que serán decisivos para los comportamientos que adoptará el niño a la hora de alimentarse", advierte. Ese período es conocido como los 1.000 días clave.
Es decir que alimentarse de un modo saludable durante esos nueve meses le hace bien a la madre y al bebé. Entonces, ¿en qué consistiría la alimentación saludable? "Las recomendaciones no son muy distintas de lo que se sabe a nivel general", apunta la nutricionista Margret Morlo. Ejemplo: las comidas frescas son mejores que los alimentos prefabricados; lo ideal es ingerir tres porciones de verduras y dos porciones de frutas por día; mejor comprar productos integrales en lugar de refinados porque contienen muchos minerales, vitaminas y fibra.
Los consejos siguen: mejor cocinar con poca grasas y aceite y, si los utilizamos, mejor que sean de origen vegetal, no animal. ¿Qué pasa con los dulces? Mejor dejarlos o reducirlos a su mínima expresión. Nada de comer barritas dulces entremedio.
Jochum tampoco cree que sea necesario hacer una dieta especial durante le embarazo. Sin embargo, destaca que las futuras mamás deberían tener en cuenta algunas cuestiones fundamentales. "Para el desarrollo del cerebro del bebé son importantes los ácidos grasos insaturados de cadena larga, que pueden ser aportados, por ejemplo, por el pescado", apunta. Margret Morlo completa diciendo: "Lo ideal son el arenque, el salmón y la caballa". También es fundamental que las embarazadas cubran su necesidad de ácido fólico, pero este ácido suele recetarse en pastillas.
Lo que no es necesario es aumentar la ingesta de calorías. Al menos no de un modo significativo. "No hay que comer por dos", apunta Morlo. "Sólo durante el segundo tercio del embarazo deberíamos comer 250 calorías más pro día y durante el último tercio 500 calorías más".
Es bueno desterrar de entrada el mito de "comer por dos", sobre todo en casos de sobrepeso, explica la doctora Regina Ensenauer, especializada en nutrición infantil. "Los estudios demuestran que tener mucho sobrepeso al inicio de un embarazo aumenta el riesgo de que el niño también sufra de sobrepeso", alerta. El sobrepeso no es malo en sí mismo, sino que se recomienda evitarlo porque puede disparar enfermedades como la diabetes de tipo 2 o problemas de presión y circulatorios.
Para evitar este tipo de problemas, Ensenauer recomienda pensar en la alimentación antes de encarar un embarazo. "Es mucho más conveniente comenzar una gestación cuando uno tiene un peso y un metabolismo normal", apunta.
Por otra parte, Ensenauer señala que tampoco sería bueno que las embarazadas que sufren de sobrepeso intenten reducirlo por cualquier vía. "El embarazo no es un buen momento para adelgazar. Podría generar falencias en la madre y en el niño", comenta. La doctora recomienda que estas mujeres, en lugar de hacer dieta, se alimenten de un modo balanceado y se muevan lo más posible.
Más allá de estos casos, es fundamental que las embarazadas ingieran suficientes vitaminas y minerales, y si sienten que están perdidas o no saben cómo hacerlo, mejor recurrir a un nutricionista. Todas deberían evitar comer queso sin pasteurizar, carne o derivados de animal crudos, el alcohol, ensaladas listas, frutas y licuados preparados en puestos al paso. Tampoco es muy recomendable comer bocados de queso o embutidos al paso.
“Pero a no estresarse. Con tener una alimentación balanceada, ya van por buen camino”, dice Jochum sonriente.