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La médica forense del Ministerio Público Raquel Cáceres inspeccionó el cuerpo de Rafael Ortiz (29) y de sus tres hijas, de 1, 5 y 7 años, tras el hallazgo en la tarde de este viernes en el río Paraná, en el distrito de Mayor Otaño, departamento de Itapúa.
La especialista mencionó que en el cuerpo de la niña de un año, constató un traumatismo craneoencefálico provocado aparentemente por un golpe con un objeto contundente.
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Se presume que la pequeña fue asesinada antes de ser arrojada junto con sus hermanas al río por su propio padre, todos atados entre sí con una cuerda. Aunque solo con una autopsia se tendría mayor claridad.
Cáceres igualmente comentó que los otros cuerpos, del padre y de las niñas de 5 y 7 años, presentan rasgos de haber sufrido una asfixia mecánica por sumersión (ahogamiento).
Según la forense, el fallecimiento del padre y el triple filicidio se habría producido hace unos días, por lo que se sospecha que en la misma fecha de la desaparición (5 de noviembre) el progenitor se lanzó al río arrastrando a sus hijas.
Los cuerpos serán llevados hasta la morgue de una funeraria de Presidente Franco y posteriormente entregados a los familiares.
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Los pobladores locales encontraron los cuerpos en la localidad de Puerto dos Fronteras, de Mayor Otaño, distante a unos 70 kilómetros del lugar de desaparición.
Rafael Ortiz había retirado a sus hijas para pasar un fin de semana con ellas por primera vez desde que se había separado de la madre, a quien después le exigió retomar la relación sentimental bajo la amenaza de si no se cumplía con su exigencia iba a cometer un triple infanticidio.