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Los datos indican que los agentes policiales estaban realizando una patrulla nocturna a orillas del río Paraná, centrándose en los puertos clandestinos utilizados para actividades ilícitas en la frontera.
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El subcomisario Toribio Arévalos comentó que durante el recorrido divisaron una vivienda precaria deshabitada, sin puertas ni ventanas. Al acercarse, se dieron cuenta de que en su interior se habían guardado seis bolsas de arpillera que contenían marihuana picada.
Contó que en el lugar hallaron restos de comida y agua fría, lo que hace suponer que los traficantes fueron alertados por los vecinos sobre la presencia policial, lo que les permitió huir del sitio. La droga estaba lista para ser transportada en lancha hacia el territorio brasileño, según Arévalos.
Los intervinientes informaron sobre el hallazgo al agente fiscal Elvio Aguilera Vázquez, de la Unidad Especializada en la Lucha contra el Narcotráfico, quien ordenó que la droga fuera trasladada a la Subcomisaría 13ª del barrio Remansito.
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Allí, se constituyeron agentes del Departamento Antinarcóticos de la Policía Nacional para realizar el narcotest y el pesaje, que arrojó 62 kilos de presunta marihuana.