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El nuevo penal de Minga Guazú funcionará como un Centro de Reinserción Social con una capacidad de albergue de 1.237 plazas. Cada módulo convencional tiene una capacidad para 165 personas privadas de libertad y el módulo de máxima seguridad es para 82 reclusos.
A fin de mes o en los primeros días de junio, serán trasladadas al centro penitenciario las primeras personas privadas de libertad con condena firme. Las primeras 40 personas condenadas serán alojadas en uno de los módulos convencionales, y 15 al módulo de régimen cerrado especial de máxima seguridad.
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El nuevo establecimiento apuntará a reducir los índices de reincidencia en el delito de las personas privadas de libertad que cumplan con sus condenas. Para esto recurrirá a programas y proyectos de reinserción social y laboral.
Celdas con máxima seguridad.
El diseño arquitectónico del establecimiento responde a una infraestructura modular. Cuenta con ocho módulos independientes, de los cuales siete responden al régimen cerrado ordinario o módulos convencionales y uno, al régimen cerrado especial de máxima seguridad.
Una de las innovaciones de este nuevo modelo es que el módulo ocho, régimen cerrado especial de máxima seguridad, tiene restringido la circulación libre de los internos. Además posee celdas individuales, los privados de su libertad tendrán dos horas al aire libre y solo podrán recibir los servicios básicos en sus celdas.
Las visitas privadas están restringidas y solo podrá darse excepciones de recibir visitas comunes bajo recomendación del Organismo Técnico Criminológico (OTC); en tanto que las visitas de la defensa serán previo agendamiento.
Crisis penitenciario
Ante la crisis del sistema penitenciario, se inició una reforma integral urgente, a través del Ministerio de Justicia, con la implementación de un nuevo modelo de gestión penitenciaria para reemplazar gradualmente al sistema vigente.
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Por ello, los tres nuevos centros penitenciarios ubicados en las ciudades de Emboscada (2) y Minga Guazú fueron concebidos con la idea de implementar un nuevo modelo de gestión, lo que brinda una oportunidad para abordar las deficiencias y combatir la corrupción presente en el sistema penitenciario actual.
En este contexto, y con la finalidad de evitar repetir los mismos errores, el ministro Ángel Barchini sostiene que es imperativo que los nuevos establecimientos penitenciarios se rijan por un nuevo modelo organizacional y de gestión que realmente permita realizar los fines constitucionales y convencionales de la pena privativa de libertad.
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El nuevo modelo de gestión penitenciaria fue diseñado a partir de las problemáticas que se pueden observar dentro del sistema vigente, donde las características predominantes son el escaso aporte de políticas públicas que coadyuven a la aplicación eficaz y dinámica del Código de Ejecución Penal.