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Un importante contingente policial acompañó al Grupo de Requisa y Apoyo Penitenciario (GRAP), que ejecutó un sorpresivo cateo en la Penitenciaría de Regional de Ciudad del Este. El operativo se centró en sectores específicos como celdas privadas, el área denominada “Rancho”, cantinas y el pabellón “Blanco A Baja”, donde se encuentran recluidos miembros del grupo criminal Primer Comando Capital (PCC).
Los intervinientes detallaron que encontraron habitaciones equipadas con artículos de alta gama, también teléfonos celulares, cargadores, aparatos wifi, droga y otros. Si bien son artículos de ingreso prohibido, ver esos productos amontonados al término de una requisa no es novedad, ya que se trata de una imagen repetida.
Sin embargo, en el operativo de hoy llamó la atención la gran cantidad de bebidas alcohólicas halladas, que tras un inventario totalizaron 3.472 unidades. Entre las cuales se pasa a detallar en unidades: 1.246 petacas de caña Tres Leones; 588 cervezas de 310 ml Budweiser negra; 390 cartones de vino Uvita; 389 latas de cerveza Skol; 258 cervezas Heineken; 234 cervezas Miller; 54 vinos Quinta do Morgado.
La lista sigue con: 51 botellas de 1 litro de caña Tres Leones; 30 cervezas de la marca Stella Artois; 25 vinos Santa Helena; 24 cervezas Schin; 20 botellas de cachaza Velho Barreiro (para preparación de caipiriña); 20 botellas de whisky Sandy Mac; 18 latas de energizante; 16 whisky Johnnie Walker negro; y 16 energizantes con cañas.
Continuando con la nómina, pero ya de bebidas en menor cantidad se hallaron: 14 Smirnoff, 13 botellas de Heineken sin alcohol; 12 botellas de vodka; 12 botellas de whisky Johnnie Walker rojo; 9 botellas de whisky Johnnie Walker Double Black; 7 latas de vino Quinta do Morgado; y 5 sidras La Farruca.
También: 5 botellas de ron Bacardí; 4 botellas de whisky Buchanan’s; 4 botellas de León Popular; 3 tequilas Patrón; 3 champanes Chandon; 3 botellas de licor Amarula; 1 botella Whisky Johnnie Walker verde; y 1 botella de cerveza Miller negra.
Este inventario revela que en el interior del penal prácticamente funcionaba una “distribuidora de bebidas alcohólicas”, que abastecía a los más de 1.000 internos que actualmente forman parte de la población penitenciaria. Se reportó que durante el operativo se halló una construcción en la parte del techo, que servía como “depósito” de este negocio.
Teniendo en cuenta la cantidad y las marcas, el monto estimativo de la pérdida económica para los “comerciantes” del reclusorio sería de unos G. 50 millones.
Ahora la pregunta es ¿cómo ingresó esta impresionante cantidad de bebidas prohibidas al penal? Desde el reclusorio, explicaron que las cámaras de seguridad pasaron algunos días sin funcionar por estar averiadas. También que el circuito cerrado era apagado en horario de ausencia del director, identificado como Roberto Riveros.