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Pese a las quejas y reiterados pedidos de varios gremios a la Dirección de Migraciones para agilizar el paso fronterizo, la situación sigue igual o peor. Sin bien hace algunos meses se implementó un control de autogestión para los argentinos, el mecanismo no sirvió para mejorar el problema.
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Esta semana el tiempo de espera para cruzar el Puente Tancredo Neves hasta llegar en la zona urbana de Puerto Iguazú es de dos a tres horas. En consecuencia, muchos se ven obligados a abandonar la fila y desistir de visitar la ciudad.
El periplo para circular en este punto fronterizo es de larga data y se agudiza aún más durante los días feriados o fines de semanas, pues los cuatro carriles habilitados para los estrictos controles no dan abasto ante el gran movimiento.
La tediosa espera desalienta el turismo en la triple frontera, que es considerada un solo destino turístico. Además, impide el intercambio de bienes y servicios entre las tres ciudades consideradas espejos.
El Gobierno en contra del corredor turístico
Varias autoridades locales y gremios empresariales solicitaron este año al presidente argentino, Alberto Fernández, la aplicación del acuerdo internacional como ocurre en el Puente de la Amistad (Ciudad del Este-Foz de Yguazú). Sin embargo, desde el Gobierno alegan que la falta de control aumentaría la inseguridad.
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El intento más reciente es el proyecto de resolución presentado la semana pasada por diputado Diego Horacio Sartori, mediante el cual se busca pedir al Ejecutivo Nacional arbitrar los medios necesarios para poner en práctica el corredor turístico.