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El conflicto por la ocupación de tierra en la colonia Tape Yke es de larga data. Desde el 2018, los aborígenes comenzaron a ingresar en las propiedades, luego de que el Instituto Paraguayo del Indígena (Indi) haya adquirido más de mil hectáreas de tierras, que estarían ubicadas en la zona.
Sin embargo, los inmuebles no fueron localizados e incluso se había denunciado la compra de tierra solo en papeles. Desde entonces no hubo paz en la colonia, pues un grupo de antiguos pobladores que cuenta con títulos de la propiedad, que había adquirido el entonces IBR (actual Indert), en 1.992, viven acechados.
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Tras un largo litigio, los aborígenes habían sido desalojados y fueron hasta Asunción, en busca de respuestas. En la tarde de este viernes, acompañados de efectivos policiales y miembros de oenegés volvieron a ingresar en la zona, ocupando varias parcelas.
Los productores trataron de impedir el ingreso de los nativos, bloqueando el cruce de Itakyry, sobre la ruta PY 07, pero no lo lograron. La abogada Michelle Bettancourt explicó que la propiedad cuenta con todos los documentos, y que incluso cuentan con una medida cautelar, pero que nada sirvió para evitar una nueva invasión.
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La profesional anunció que nuevamente recurrirán a una denuncia penal en contra de los invasores, incluyendo a los agentes policiales que acompañaron el reingreso de los nativos.
Los invasores son aborígenes que se identifican como integrantes de la Comunidad Indígena “Ka’a Poty i”, encabezada por Marta Isabel Díaz De Goncalves.
Temen enfrentamientos
Los afectados afirman además que hubo ofrecimiento de varias otras propiedades del INDI pero no fueron aceptadas por Díaz. Igualmente responsabiliza a dirigentes del equipo de Esperanza Martínez y otros senadores de propiciar las invasiones de propiedades.
A esta hora, colonos tratan de impedir el ingreso comandado por las mujeres de las organizaciones no gubernamentales.
Los pobladores temen que en la zona se desate un enfrentamiento, pues los nativos insisten en ocupar las fincas, que están en posesión de los productores de la zona. Estos últimos, tampoco están dispuestos a renunciar a sus tierras.