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Por unanimidad, el Tribunal de Sentencia, compuesto por Zunilda Martínez, Marino Méndez y Herminio Montiel, condenó a 27 años de prisión al pastor evangélico Inocencio Ramón Denis Torres como presunto responsable del abuso de diez niñas indígenas.
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La sentencia fue dictada en dos partes. En la primera etapa, de forma unánime los magistrados concluyeron que se demostró mediante las pruebas producidas en el juicio la existencia del abuso infantil y la culpabilidad del acusado.
En la segunda, el tribunal determinó la condena aplicada. El juez Méndez se encargó de exponer una breve fundamentación de la condena y en primer lugar dijo que el tribunal acogió todos los puntos negativos resaltados por la Fiscalía y la querella.
Los puntos en contra
En los alegatos finales, tanto el fiscal José Silguero como la abogada querellante Noelia Núñez remarcaron que el acusado cumplía una función evangelizadora en la comunidad indígena, que dista de su domicilio unos 20 kilómetros.
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El fiscal y la querellante igualmente resaltaron que Denis Torres registra una condena de cuatro años y ocho meses por otro caso de abuso infantil; además, de una tercera denuncia por supuestamente abusar de una joven.
También enfatizaron que el acusado no mostró arrepentimiento ni pidió perdón a las víctimas; sino al contrario, hasta culpó a los padres de las niñas por la “mala educación” a sus hijas porque las infantas habían revelado los abusos.
Asimismo, la abogada Núñez recalcó que Denis Torres se negó a ser inspeccionado por una junta de sicólogos y siquiátricos. Esta diligencia permitiría determinar su perfil sicológico y siquiátrico y es una prueba considerada para la aplicación de una eventual medida de seguridad.
Secuelas
El juez Méndez de igual forma sostuvo que consideraron el daño ocasionado y las secuelas que dejó a las víctimas.
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La condena dictada coincide con la pena solicitada por la Fiscalía y por la querella. El caso se denunció en octubre de 2019 y las afectadas tienen entre tres y nueve años.
Tras conocerse la sentencia, los miembros de la comunidad indígena se confundieron en abrazos para celebrar la decisión judicial.
“Estamos agradecidos, estamos ansiosos; lo que hemos logrado. Tanto nuestros niños y nuestras familias estaban doloridos. Ahora logramos esto (la justicia) que necesitamos”, dijo el líder de la colectividad aborigen.
“Hoy el pueblo indígena se siente parte de nosotros, porque se sentía marginado. Tuvimos un hermoso desenlace”, refirió por su parte la abogada Alice Monges, de la organización Proteger, Amar, Salvar (PAS).
“Lo único que se puede decir es que esto nos da un viento, una fuerza para seguir apostando de que la justicia sí existe. Las víctimas violencia sexual, tengan la suficiente capacidad de denunciar, de que se le va a escuchar y que no se callen”, expuso a su vez la abogada querellante Noelia Núñez.