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El Tribunal de Apelación, Segunda Sala, conformado por los camaristas Mirian Meza de López, Efrén Giménez Vázquez y Lilian Lorena Benítez, confirmó la sentencia aplicada a Héctor Eduardo Martínez Núñez y a su madre Limpia Concepción Núñez Goiburú.
En septiembre de 2021, el Tribunal de Sentencia, compuesto por los jueces Evangelina Villalba, Óscar Gabriel Génez y Lourdes Morínigo, había sancionado con la pena máxima de 30 años más 10 años de medida de seguridad a Martínez Núñez y con 25 años de encierro a Núñez Goiburú.
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En aquella ocasión madre e hijo fueron declarados culpables de homicidio doloso en grado de alevosía, tras supuestamente asesinar a la niña Naydelin. La mujer también fue sentenciada por violación de la ley de armas.
Las defensoras públicas Glora Arce y Lucía Franco, representantes del joven y de la madre respectivamente, habían recurrido al Tribunal de Apelaciones para solicitar la anulación de la condena.
Sin embargo, los camaristas rechazaron la pretensión de la defensa y confirmaron la sentencia de primera instancia. Ahora las defensoras solo pueden recurrir ante la Corte Suprema.
El crimen
Según antecedentes, el 29 de febrero de 2020, entre las 17:50 y 18:00 horas, el joven había raptado a la niña de 7 años de la vía pública del barrio Kavure’i del Km 16 Acaray de Minga Guazú, a unos 3 mil metros de la ruta PY02.
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Luego, alzó a la criatura a un automóvil Toyota Premio, de color gris azulado, y la llevó hasta el Km 26 Monday, a unos 15 mil metros de la carretera, y a unos 1.000 metros de la granja San Sebastián, donde residían los ahora sentenciados.
De acuerdo a la acusación de las fiscalas Vanesa Candia y Estela Ramírez, en el lugar Héctor Eduardo con ayuda de su madre ató del cuello y las piernas a la menor con un cable de USB.
Posteriormente procedieron a incinerar a la víctima, quien en ese momento se encontraba con vida y falleció a consecuencia de las quemaduras sufridas, según el resultado de la autopsia.
El sitio para consumar el asesinato fue previamente preparado por los homicidas, según testigos que relataron que un día antes del crimen escucharon ruidos de motosierra en el lugar.
El brutal crimen fue planeado por el joven Martínez Núñez en venganza contra su expareja, quien es tía de la niña. El acusado no había aceptado la ruptura de la relación amorosa.