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El acto de habilitación del puente fue encabezado por el intendente de Ñacunday, Rafael Ramírez (ANR, Partido Colorado) y el abogado Francisco Clerd Almada, en representación del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones.
La nueva pasarela erigida sobre el río Ñacunday tiene una extensión de 100 metros y es parte de la obra del “corredor de exportación” que conecta los departamentos de Itapúa y Alto Paraná.
“Es un sueño nuestro, que anhelamos hace 40 años. Por fin podemos pasar sin problema. Con el presupuesto municipal no íbamos a poder hacer nunca, es una obra de gran envergadura. Es algo importante para los moradores de la zona, para los productores”, dijo el intendente Ramírez.
Conexión segura
La apertura del puente convocó a cientos de vecinos de Ñacunday y a autoridades de municipios vecinos que sufrían la carencia de una conexión vial en la zona.
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“Mucho hemos sufrido, familias han perdido la vida sobre la balsa”, recordó el concejal Bernardo Chávez (ANR), presidente de la Junta Municipal de Ñacunday.
Hasta este martes, la única opción para cruzar el río era una balsa que operaba desde 1995 y que era conocida como la “balsa de la muerte”, debido a que protagonizó varios incidentes.
El suceso más grave se produjo en 2013, cuando tres niños y una mujer fallecieron tras intentar cruzar el río con un automóvil sobre la balsa. Los fallecidos estaban dentro de un automóvil conducido por Andrés López Ávalos, que cayó de la balsa al río y logró salvarse.
Francisco Clerd Almada dijo que el puente representa una obra de progreso para la comunidades aledañas, por la interconexión de tendrán con diferentes rutas y acceso a pasarelas internacionales.
La construcción del corredor de exportación es financiada por la Agencia de Cooperación Internacional del Japón con un préstamo de unos 177 millones de dólares. Las empresas Ilsung Construction, Benito Roggio e Hijos S.A. y Ecomipa S.A. tienen a su cargo la obra.