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Una situación difícil se vive actualmente en el campo a causa de la falta de lluvias, que está afectando en gran manera a los cultivos, entre ellos la soja, el rubro de mayor preponderancia en la zona. Para esta campaña sojera, en Alto Paraná se plantaron unas 900.000 hectáreas.
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El ingeniero Rubén Sanabria, de la CAP, comentó que a diario se van experimentando pérdidas y que no se avizoran precipitaciones importantes en un futuro cercano, calificando de dramática la situación. “Nosotros tenemos cerca de 900.000 hectáreas, de las cuales podemos decir fácilmente que el 30% de la producción están totalmente comprometida”, expresó.
Refirió que, a nivel país, la expectativa es llegar a unos 10 millones de toneladas y, realizando un análisis rápido de la situación actual, ya se podría arriesgar a hablar de unos 2 millones en pérdidas. “Cuantificamos que la falta de ingresos en el campo sería de más de 800 a 900 millones de dólares”, precisó.
Agregó que los productores siembran con muchas esperanzas de obtener un buen resultado, por lo que asumen compromisos económicos muy elevados, que en estas condiciones de sequía les dejan muy preocupados. “Se tienen muchos compromisos. Hoy nos cuesta US$ 800 plantar una hectárea y si un agricultor tiene 100 hectáreas, es mucho dinero y eso se tiene que pagar”, lamentó.
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Como forma de buscar una salida a este problema, algunos productores incluso manejan la posibilidad de desechar lo que en gran medida ya se perdió y después de una lluvia volver a plantar.
Sanabria mencionó que necesitan de una precipitación de 20 a 30 milímetros de agua lo más pronto posible y que en los siguientes días vuelva a llover de 10 milímetros en adelante. “Esto no va a solucionar el problema, pero podría aminorar las pérdidas”, detalló.