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Según los antecedentes, el 29 de febrero del 2020, Héctor Eduardo habría interceptado a la niña Naydelin en una calle vecinal y la alzó a la fuerza a un automóvil, Toyota Premio, de color gris azulado, sin chapa. El rapto se produjo en el barrio Kabure’i, a unos 3 mil metros de la ruta PY02, del municipio minguero.
Seguidamente, el hombre presumiblemente se comunicó con su madre para decirle que ya tenía a la menor y luego la condujo hasta una zona boscosa del 26 Monday, a unos 15 mil metros de la ruta PY02.
Una vez en el lugar, madre e hijo habrían atado del cuello y las piernas con cable a la niña Naydelin y le prendieron fuego. La víctima, en ese momento, se encontraba todavía con vida. La misma falleció a raíz de las quemaduras sufridas por la incineración, según el resultado de la autopsia.
Tras cometer el asesinato, los sospechados regresaron a su vivienda. Allí, la señora Limpia Concepción empleó los medios necesarios para hacer desaparecer los rastros que se encontraban en las vestimentas de Héctor Eduardo, en el momento del hecho.
Igualmente, intentaron borrar vestigios del automóvil utilizado para el rapto, considerando que había humedad en el asiento del acompañante. En prosecución de la investigación del hecho, la Fiscalía y la Policía Nacional requisaron una escopeta, y otras dos armas de fuego sin la debida autorización.
La acusación contra madre e hijo es por homicidio doloso en calidad de autores. Limpia Concepción Núñez soporta además cargo por violación la ley de armas. De igual modo, la fiscal Vanesa Candia solicitó la elevación de la causa a juicio oral y público.
El cuerpo de la niña había quedado totalmente calcinado y recién con el resultado de ADN se confirmó su identidad. La investigación del caso estuvo a cargo de las agentes fiscales Vanesa Candia y Estela Mary Ramírez.