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Los marginales forzaron la cerradura de la librería y vaciaron la caja que contenía el dinero, fruto de ventas de obras religiosas; además, llevaron dos termos guardados en el local.
La rapiña fue descubierta por el sacerdote Ángel Collar Noguera, quien dijo a la Policía que alrededor de las 6:00 visualizó desde su habitación que el portón del acceso principal al predio estaba semiabierto, por lo que cerró con el control remoto.
Pero a las 7:30 nuevamente divisó que el pórtico se encontraba nuevamente semiabierto, por lo que el padre verificó el local y encontró huellas de ruedas de vehículos en el estacionamiento para finalmente constatar que la librería fue saqueada.
Agentes de Criminalística y del Departamento de Investigación de Delitos de la Policía se trasladaron hasta el lugar para buscar indicios que permitan la identificación de los autores del hurto.