En Yataity encontramos a una de las primeras bordadoras del afamado encaje ju, doña Luisa Ledesma viuda de Segovia, de 94 años, quien con manos diestras y seguras va haciendo las ataduras con el hilo de algodón en torno a un palito de dimensión especial.
El hilo también se fabrica manualmente en el lugar, donde ella es un verdadero símbolo de este arte, la confección y bordado del ao poi.
En casi todas las casas de Yataity se pueden encontrar la exposición permanente y la venta de estos productos muy apreciados por los turistas que llegan a la ciudad. En el lugar hay todo tipo de prendas, colores y texturas, y a precios muy accesibles. Se puede decir que toda la población, que suma alrededor de 5.000 personas, se dedica especialmente a esta productiva labor, pero también trabajan la tierra para el sustento y la ganadería es más bien familiar.
Yataity se remonta a la época del último asentamiento o refundación de la Villarrica del Espíritu Santo, realizada a través de la Cédula Real del 12 de marzo de 1701. Su nombre deriva de una planta denominada yatai, que crecía abundantemente en el lugar.
En la iglesia de la ciudad insistentemente sonaban las dos campanas en lo alto de la torre. Luego, el campanero, don Eligio, explicó que había un muerto en la ciudad, y por ello el campaneo era de media hora, cada dos horas.