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En Frankfurt, la orquesta actuó en un antiguo salón y no en la iglesia de San Ignacio, debido a un incendio que el templo sufrió dos días antes.
En Munich actuó ante ochocientas personas que llenaron los asientos disponibles de la iglesia de San Miguel.
La delegación de Paraguay, a más de los invitados especiales: María Victoria Goydy, cellista de la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Asunción (OSCA) y José Miguel Miranda como maestro preparador y solista, incluye a Thiago Guiotto ex líder de una banda de rock de Villa Hayes, hoy convertido en violinista, quien compartió un rol de solista junto a la palestina Jenna Barghouti y la alemana Valerie Pfannkuch; igualmente Francisco Rojas, violinista de la Orquesta de Don Bosco Róga, cuya vida pasada fue marcada por duros pasos desde los seis años, por las calles de Asunción hasta integrarse al programa Sonidos de la Tierra como estudiante, regresando de nuevo a la escuela, a su hogar y hoy profesor asistente del proyecto.
Los integrantes de la delegación paraguaya exhiben al público un violín construido por luthiers de Sonidos de la Tierra de Cateura, hecho en base a una vieja cacerola, un tenedor y otras piezas recicladas. El instrumento llamado Stradivarius de Cateura posee un extraño timbre y arranca lágrimas de la audiencia cuando José Miguel Miranda improvisa unos fragmentos del Himno a la Alegría de Beethoven. La construcción del instrumento, hecho con fines educativos, pretende demostrar que aún en el último rango de la pobreza no existen límites para la capacitación y para luchar por una vida mejor, con dignidad.