"San Lamuerte": Vigoroso retrato de una era excitante

Quienes coleccionan domingo tras domingo los libros de la Biblioteca Popular de Autores Paraguayos, de El Lector y ABC Color, tendrán mañana la oportunidad de leer una de las novelas más atrapantes de la literatura paraguaya de los últimos años: "San Lamuerte", de Juan Bautista Rivarola Matto.

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Esta obra, ganadora del Premio Gabriel Casaccia 1985, es un relato que recrea con vigor descriptivo una época y un medio no tradicionales en la narrativa paraguaya.
El texto presenta un ceñido desarrollo del conflicto interior "y las opciones vitales del protagonista", un abogado, hijo y nieto de personalidades de la política y la abogacía que se hicieron de grandes extensiones de tierra en la posguerra del 70, dando origen a una unidad ganadera rica y próspera.

El relato expone el proceso de recuperación de la identidad personal del heredero de la estancia, quien, al enfrentarse con las condiciones de vida de un contexto semibárbaro, se rescata a sí mismo asumiendo el desafío de salvar el patrimonio y castigar a los grupos alzados (que combaten en ambos bandos durante y después de la revolución encabezada por el coronel Adolfo Chirife), depredando su propiedad y ejecutando todo tipo de tropelías.

El joven abogado, que luego de deleitarse en los salones porteños y parisinos, tuvo que venir a ponerse al frente de su propio grupo armado, cuida de su única hermana, coheredera de la estancia, que vive recluida en una casa con empalizada alta construida a poca distancia de la casa principal. Ella sufre de lepra, enfermedad que conlleva con dignidad y presencia de ánimo, intuyendo el temor que el mal produce en el hermano, que la visita muy pocas veces.


LA ACCION

Esta novela, "San Lamuerte", se caracteriza por la constante acción, que no decae nunca como tampoco decae en ningún momento el interés del lector. El relato despliega en gradación creciente el conflicto suscitado entre el joven propietario y las hordas de cuatreros y asesinos, liderados por Ñandejára Guasu y Guaimi Piru, que asaltaban, robaban, violaban y asesinaban por donde pasaban como una tempestad y, luego, con la desaparición de estos, con Karancho pepo y su maldad, que arreaban reses ajenas para pasarlas de contrabando a la Argentina.
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