Ritmo, color y magia en Reyes

Los descendientes de afroamericanos en Paraguay rindieron culto a San Baltasar en el barrio Loma Campamento de Fernando de la Mora. Ritmo, colores y magia, en un ritual a puro candombe.

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Hombres y mujeres –niños y adultos– suben y bajan, vienen y van. Los tamboriles marcan su ritmo, y la percusión, cada pulso. El Grupo Tradicional Kamba Cua, dirigido por Lázaro Medina, toma protagonismo en el escenario montado en el predio ubicado frente a la Capilla María Auxiliadora, del barrio Loma Campamento de Fernando de la Mora.

Es la 22ª ocasión en que los afrodescendientes realizan la celebración, que sirve para rendir tributo a San Baltasar, aquel Rey Mago convertido en santo popular y venerado con un culto tradicional arraigado en nuestro país en 1820, con la llegada al Paraguay de José Gervasio Artigas. El prócer uruguayo –quien obtuvo asilo político en nuestra tierra durante el gobierno del Dr. Francia– había llegado acompañado de guardiales leales liberados de la esclavitud.

Pasadas las 21:00, la festividad tomó forma con la división infantil del Grupo Kamba Cua, encargada de iniciar el festín de los tamboriles. Otro grupo de niños hizo lo suyo, también con coreografías en la que cada niño, aletoriamente, tomaba protagonismo: bajando al suelo, mientras una niña lo rodeaba en el rito.

Un grupo de 8 percusionistas se encargaba de que ese instrumento se convierta en el alma de la noche. Más tarde subiría el Grupo Los Pardos Libres, de Emboscada, al ritmo de piezas como “Barco negrero” y “Emboscada Recove”. Los colores blanco, rojo, amarillo y verde cubrían el escenario, tan lleno de magia.

“Burreritas”, “Danza vibrante”, “Hombres de patria” y “1° de Marzo” –ya a cargo del Ballet Valencia de Zeballos Cué– prosiguieron con el baile tradicional, con vestimenta blanca, mantos y canasta de frutas en la cabeza.

La música no pudo ausentar su encanto, primero a cargo del bandoneón de Catalino Argüello y su grupo, para seguir después con Americanta –que entonó la festiva polka “Felicidades”–, y más tarde con las presentaciones de los Super Mariachi, Los Corales, Víctor y Luis; así como Yoryi Torales, Mariví Vargas, Javier Vargas y Francisco Russo.

Con las luces apagadas y un mítico silencio, los Kamba Cuá irrumpieron –en procesión– el escenario con antorchas encendidas, banderas en alto y la infaltable percusión. La esencia de sus raíces negras estaban allí, con su riqueza en historia y tradición.

De pronto los tamboriles encendían las “llamadas” –ese momento que antecede al clásico candombe (precandombe, según su director)–, para irradiar en coreografías la festividad. Dos guitarristas y una cantante se sumaron al encuentro, con un himno a San Baltazar. “Nuestro Rey Mago que protege a los cambá”, rezaba parte de la letra.

El cantante Mario Casartelli subió después al escenario para rendir su tributo, con “El niño y el tambor”. Los Kamba Cuá –niños y adultos, hombres y mujeres– seguían allí, al ritmo del candombe, para recordar un año más a su santo.

Los festejos –realizados en forma paralela al del club 6 de Enero– siguieron con las presentaciones de Los Ojeda, Generación, Perfil, Los Orrego, Quemil Yambay y Ricardo Flecha, en una celebración popular que pasaba las 04:30 del domingo. La emoción estaba allí, impregnada en la piel de los afrodescendientes que conjugaron la cultura de sus antepasados con la entrañable polka guaraní.

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