Una decepcionante despedida para los X-Men

“X-Men: Dark Phoenix” vuelve a desaprovechar no solo una de las historias más icónicas de los cómics de Marvel, sino también los talentos de un excelente elenco de actores, en un pálido final de una saga de casi 20 años.

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En vez de con una gigantesca explosión, la saga X-Men culmina con el tímido chispazo de un petardo con la pólvora húmeda.

La segunda vida que una de las sagas pioneras del cine de superhéroes actual recibió con su precuela de 2011 Primera Generación se desperdició a causa de un regreso casi inmediato a lo que era familiar y seguro; Fox solo se atrevió a hacer cosas interesantes en “spin-offs” como Logan y las dos Deadpool.

En una época en la que otros referentes del género estaban innovando, la saga X-Men post Primera Generación se negó a evolucionar, volviendo incluso a poner a cargo al director que dio nacimiento a la saga, Bryan Singer, que luego de hacer de Días del Futuro Pasado una entretenida pero redundante colección de “grandes éxitos” de la saga sacó con Apocalipsis una de las más insípidas películas de superhéroes jamás hechas.

Dark Phoenix, que pone al productor y guionista de la saga Simon Kinberg en la silla de director, es una mejoría marginal con respecto a Apocalipsis, pero a pesar de amagar con ideas interesantes sigue siendo un ejemplo de una serie de películas que parece haberse quedado atrapada en ámbar como el mosquito de Parque Jurásico, allá por 2004.

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Como hiciera en 2006 X-Men: La Batalla Final, esta nueva película adapta la icónica historia Dark Phoenix de los cómics. La película trascurre en 1992, y Charles Xavier (James McAvoy) se las ha arreglado para convertir a los X-Men en un grupo de superhéroes aceptado y querido por el mundo, en su afán por lograr la paz entre humanos y mutantes.

Sin embargo, un extraño incidente en el espacio acaba despertando en Jean Grey (Sophie Turner) unos poderes aún más grandes que los que ya tenía, junto con cambios en su personalidad que acaban convirtiéndola en un peligro para los demás X-Men y posiblemente para todo el mundo.

Uno podría centrarse en los problemas superficiales y de continuidad, como el simple pero siempre irritante hecho de que Xavier y Magneto (Michael Fassbender) no han envejecido casi en absoluto en los 30 años que pasaron desde los acontecimientos de Primera Generación. Pero, francamente, reemplazarlos con Patrick Stewart e Ian McKellen no resolvería los problemas de la película.

La película hace amagos de ir por algo interesante cuando se centra en Jean, y parece interesada en explorar la historia de una joven mujer lidiando con el hecho de que ha sido engañada toda su vida por hombres que creían saber lo que era mejor para ella independientemente de su autonomía o voluntad.

No es difícil imaginar que una película mejor podría haber sacado buen drama y buen espectáculo de una premisa como esa, particularmente con una actriz tan efectiva como Sophie Turner en el centro de todo.

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Pero el filme no puede dejar de ser una película de X-Men, lo que significa que indefectiblemente tiene que volver a tocar la cuestión de los mutantes y el miedo que les tienen los humanos, el mismo tema que estas películas nos vienen repitiendo desde el año 2000 – la gente que nació en el año en que vimos a Xavier y Magneto debatir por primera vez sobre la relación de discriminación entre humanos y mutantes ahora ya puede votar y sacar licencias de conducir –, y además sumando elementos cósmicos que serían más que bienvenidos si es que no fueran una versión mucho menos interesante de lo que había en Capitana Marvel, además de ser un desperdicio de la habitualmente excelente Jessica Chastain.

Como simple espectáculo la película también se queda corta. El clímax del filme está genuinamente bien hecho y es verdaderamente espectacular y emocionante, pero es literalmente el único momento en que Kinberg muestra algo visualmente interesante y dinámico en casi dos horas de película que ni siquiera una interesante banda sonora de Hans Zimmer no puede elevar.

Aunque logra superar la bajísima marca dejada por Apocalipsis, Dark Phoenix no deja de ser un final decepcionantemente desdibujado para una saga que fue vital en el establecimiento del panorama actual de los “blockbusters” hollywoodenses en general, pero que a diferencia de sus protagonistas jamás evolucionó.

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X-MEN: DARK PHOENIX (Dark Phoenix)

Dirigida por Simon Kinberg

Escrita por Simon Kinberg (basada en cómics de Chris Claremont y John Byrne)

Producida por Simon Kinberg, Todd Hallowell, Hutch Parker y Lauren Shuler Donner

Edición por Lee Smith

Dirección de fotografía por Mauro Fiore

Banda sonora compuesta por Hans Zimmer

Elenco: Sophie Turner, James McAvoy, Michael Fassbender, Nicholas Hoult, Jennifer Lawrence, Jessica Chastain, Tye Sheridan, Evan Peters, Alexandra Shipp, Kodi Smit-McPhee, Kota Eberhardt, Ato Essandoh, Scott Shepherd

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