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En la noche del martes, la banda británica The Bootleg Beatles, que rinde tributo a los legendarios Beatles no solo interpretando sus canciones, sino también personificando en apariencia, vestuario y manierismos a John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr en sus inolvidables diez años como una de las bandas más influyentes de la historia.
Como en 2010, la última vez que la banda estuvo en Paraguay, el Gran Teatro del Banco Central del Paraguay (BCP) se fue colmando de fans de todas las edades con indumentarias alusivas a los “Fab Four” o banderas británicas, ansiosos de escuchar en vivo sus temas favoritos y, con ayuda de un poco de imaginación, convencerse de que estaban viendo en el escenario a sus ídolos de toda la vida.
La cantante paraguaya Melissa Hicks fue la encargada de hacer la previa con un par de canciones -específicamente “Valerie” de Amy Winehouse y “Locked out of Heaven” de Bruno Mars-, con las cuales hizo gala de una voz privilegiada y un carisma considerable en escena.
Finalmente, a las 21:45, con cierto retraso, las luces del teatro se apagaron y la pantalla gigante en el escenario se encendió para mostrar un vídeo introductorio repleto de iconografía de los años '60, antes de que los cuatro británicos saltaran al escenario y, sin más preámbulos, abrieran el show con “Hard day's night”, una canción a la que en esta reseña acompañaría el adjetivo de “clásico” si no fuera por que todas las canciones del repertorio merecen ese calificativo, y usarlo todas las veces sería demasiado redundante.
La actuación de los artistas es digna de elogio. Visualmente, son lo suficientemente parecidos a los Beatles originales -en especial Adam Hastings, quien interpreta a Lennon, y Steve White, como McCartney- para ayudar a generar la ilusión de estar viendo a los Beatles en vivo, y en lo musical suenan excepcionalmente parecidos al sonido de los cuatro de Liverpool casi todo el tiempo.
El espectáculo siguió con más canciones de la etapa inicial de los Beatles como “I should have known better” y “Eight days a week”, entre las cuales los artistas aprovechaban para conectar con el público a través de saludos en español e invitaciones a acompañarlos con palmas y baile. Durante esta primera parte, los artistas estaban adecuadamente ataviados en los icónicos trajes grises que fueron la imagen de la banda en los años en que comenzaron a hacer ruido a nivel mundial.
Siguieron la más lenta y melódica “If I fell”, la bailable “Happy just to dance with you”, la emblemática y muy celebrada “She loves you”, la coreada “All my loving” y el acústico lado B “This boy”.
Un ambiente de fiesta con coros, palmas y baile se apoderó del teatro cuando el show continuó con las populares “I want to hold your hand” y “I saw her standing there”, seguidas de un nuevo cambio de registro hacia la emotividad de “Yesterday”, cantada en solitario por "McCartney".
Tras un breve vídeo, la banda regresó al escenario con el vestuario cambiado, ataviados ahora en los menos formales trajes de la época de “Help!”, algo adecuado porque la primera canción que la banda interpretó luego fue justamente esa, haciendo explotar de nuevo al público.
Siguieron “I'm a loser” y “Can't buy me love”, en la cual los artistas de nuevo invitaron al público a ponerse de piel y bailar con la música, y la gente ya ni se molestó en volver a sentarse cuando luego llegó la canción “I feel fine”.
Los ánimos se calmaron un poco con la balada lenta “In my life”, para la cual se unió a la banda un tecladista en el escenario. Sin embargo, las palmas y los bailes volvieron inmediatamente con “Day tripper”.
“Luego de la siguiente canción vamos a tomarnos un pequeño descanso, como de unos seis años”, bromeó "Lennon" antes de cerrar por todo lo alto la segunda parte del show con “Twist and shout”, que volvió a convertir al teatro en una fiesta del baile.
Tras un intermedio de unos cinco minutos, la banda reapareció vestida en los icónicos trajes de colores que lógicamente marcaron la época de “Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band”, canción que fue la siguiente en ser interpretada señalando el cambio radical en visual y estilo musical que la banda atravesó en esa parte de su carrera, con sonidos mucho más elaborados y experimentales.
El show siguió con “With a little help from my friends”, seguida de la psicodélica “Lucy in the sky with diamonds”, efusivamente coreada por el público, que también acompañó con palmas la interpretación de “Magical Mystery Tour” y “Strawberry fields”.
Luego de un momento más calmado en lo que a ritmo se refiere, con canciones como “Penny lane” y “Hey bulldog”, el público volvió a energizarse con la más movida “Lady Madonna”, y esa etapa del show se cerró con “Got to get you into my life” cerrada con una nueva interpretación de “Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band”.
Como transición, "Harrison" se quedó solo en el escenario y, con nada más que una guitarra acústica, interpretó una emocionante versión de “While my guitar gently weeps”.
La banda reapareció vestida con el estilo más suelto de sus últimos años, y de nuevo reinició el show con gran potencia con el doble impacto de “Come together” y “Get back”, y luego volvió a cantar acompañada de un coro de cientos de personas cuando llegó el turno de “Don't let me down”.
El público acompañó también con pasión la interpretación de “Here comes the sun” y vibró intensamente cuando la banda versionó “Ob La Di, Ob La Da”, a la que siguió “The ballad of John and Yoko”.
“Llegamos al momento de la noche en que tenemos que irnos a la cama”, anunció a modo de despedida anticipada la banda, eligiendo como aparente último tema uno de los más solicitados de la noche, “Hey Jude”, y luego de los emocionantes minutos que duró la canción la banda se retiró.
Sin embargo, al minuto estaba de vuelta para cerrar definitivamente el show con algo más acelerado, inyectándole energía al final del concierto interpretando “Back in the USSR”. Con eso, The Bootleg Beatles condensaron diez años de una de las carreras más ilustres de la historia de la música en dos memorables horas.