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Poco a poco, desde 1995, el estudio de animación Pixar fue erradicando la ahora ya caducada noción de que el cine animado era sólo para niños, a fuerza de una seguidilla de películas que pueden considerarse no solo de lo mejor del cine de animación, sino algunas de las producciones más destacadas del cine en general en las últimas décadas.
La innovación de Pixar no solo vino en el ramo tecnológico -fueron el primer estudio en crear una película para cine hecha exclusivamente por computadora-, sino en el hecho de presentar películas con todo el color y la comedia necesaria para gustar a los niños, pero también con gran impacto emocional, excelentes diálogos, grandes actuaciones y humor dirigido también al público adulto.
El resultado: casi todos sus films desde “Toy Story” son merecidamente considerados clásicos modernos indiscutidos, e incluso aquellos menos destacados -como “Cars” y su secuela- difícilmente pueden ser considerados malas películas, sino que simplemente no se hallan a la altura de obras como “WALL-E” o “Buscando a Nemo”.
Este año, Pixar vuelve a visitar uno de los inolvidables universos que creó, el de “Monsters Inc.”, para mostrar cómo los monstruos Mike Wazowski y James Sullivan se conocieron y se formaron en las artes del susto, en un mundo paralelo al humano en que los gritos de los niños -considerados mortalmente tóxicos para los monstruos- sirven como energía. Menospreciado toda su vida por su aspecto poco intimidante, Mike va a Monsters University con la esperanza de convertirse en un gran asustador.
“Monsters University” es un nuevo triunfo para Pixar, simple y llanamente. No tiene la sofisticación ni la profundidad emocional de los “Toy Story” o “Up”, y lógicamente carece del factor sorpresa del que disfrutó el film original a la hora de presentar su creativo mundo, pero a falta de innovación, Pixar llena el film del mismo amor a sus personajes y atención al detalle -visual y argumentalmente- que los puso en la cima.
Recomendaría que antes de ir a verla, uno vuelva a visionar la película original, aunque sea sólo para apreciar lo bien que “University” está hecho como una precuela, una auténtica precuela. A diferencia de incontables precuelas, esta no es simplemente historias al azar que casualemente incluyen a los mismos personajes de “Monsters Inc.”, con alguna que otra referencia gratuita al original aquí y allá.
La película complementa y profundiza el mundo que ya conocimos en 2001 de forma casi perfecta. A pesar de que es una historia muy distinta, los elementos definitorios del mundo de monstruos que creó Pixar hacen acto de presencia, y no sólo de fondo, sino de formas vitales para el guión. La planta de sustos que daba título al film original, la idea de los gritos como energía, y muchos de los otros conceptos son revisitados, profundizados o simplemente incluidos con giros interesantes y frescos y, lógicamente, hilarantes.
Las nuevas formas y estilos de sustos en particular son un verdadero goce, y algunos de los momentos más divertidos de la película, homenajeando brillantemente a películas de terror. El clímax de la película se merece un lugar en la lista de momentos más memorables de la filmografía de Pixar.
A eso me refiero con el amor que Pixar evidencia para sus personajes y mundos. Es fácil imaginarse a los realizadores teniendo en cuenta el trabajo que costó crear a Mike, Sulley y el mundo a su alrededor, y rehusándose a simplemente aprovechar la popularidad de los personajes. En una época en que los filmes populares engendran secuelas o precuelas apenas dos o tres años después, un fiel indicador de lo mucho que Pixar cuida lo suyo es que esta película llega 12 años después de “Monsters Inc.”, cuando es sabido que el proyecto ya estaba en consideración al menos desde 2002.
El argumento del filme no solo es una ampliación acertada del primer “Monsters”, sino también un homenaje a las clásicas comedias universitarias, con casi todos los elementos de la lista de factores que caracteriza a esos films tachados: la decana de la universidad como principal antagonista, por supuesto; las fiestas alocadas, claro; la competencia entre fraternidades, cómo no; la iniciación, genial. Todo incluido, pero adaptado brillantemente.
Incluso la evolución de los personajes está muy bien lograda, con un Mike que pasa de ser persistente pero inseguro hasta ganar la confianza con la que lo conocemos en “Monsters Inc.” de forma natural y fluida, y un Sulley que de a poco va evolucionando de un fanfarrón al amable monstruo de siempre. El cambio no es abrupto, sino que está delicadamente confeccionado y atado al desarrollo de la película, y acaba sintiéndose real.
Además, Pixar rodea a ambos protagonistas de un elenco de monstruos fantásticos, únicos en diseño y personalidad. Desde la temible decana, un cruce entre dragón y ciempiés, hasta los compañeros de fraternidad de Mike y Sulley -cada uno recibe su momento para brillar-, sus rivales y demás criaturas, las hay de todos los colores, formas y tamaños posibles.
No puedo hablar del trabajo de los actores originales, ya que vi la película doblada, pero el doblaje es perfectamente consistente con el de la película anterior, así que ningún problema en ese aspecto.
“Cars 2” y “Valiente”, los últimos films de Pixar, son muy buenas películas, divertidas, emocionantes y visualmente fantásticas, pero esta es la primera vez desde “Toy Story 3” que Pixar auténticamente se siente como Pixar. Absolutamente recomendable.
Para cerrar, la película viene precedida de un fantástico cortometraje animado llamado "Azu-lado". Lo mejor es no entrar en demasiados detalles, así que simplemente diré que es un breve pero precioso relato que muestra una enorme creatividad y capacidad de ver el mundo con ojos de niño, además de una presentación tan realista que por momentos engaña totalmente a la vista.
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Dirigida por Dan Scanlon
Escrita por Dan Scanlon, Robert L. Baird y Daniel Gerson
Producida por Kori Rae
Edición por Greg Snyder
Banda sonora compuesta por Randy Newman
Voces: Billy Crystal, John Goodman, Helen Mirren, Steve Buscemi, Joel Murray, Peter Sohn, Sean Hayes, Dave Foley, Charlie Day y Alfred Molina.