“Suspiria”: una pesadilla en forma de película

Un filme de terror imperdible que recompensa la paciencia ante su larga duración con actuaciones sublimes y algunas de las secuencias más impresionantes que este género haya visto.

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La idea de hacer una “remake” de un clásico siempre debe sentirse arriesgada para cualquier director, y para el italiano Luca Guadagnino habrá sido extra la presión, ya que además de tener que rehacer un filme tan influyente como el Suspiria de Darío Argento, debía capitalizar el destaque que le dio su anterior filme, el galardonado Call Me By Your Name.

Afortunadamente, el riesgo valió la pena. La nueva versión de Suspiria es un extraordinario filme de terror del tipo más inusual, el que se toma su tiempo y se empeña en mantener una sensación constante pero no del todo explícita de que algo anda muy mal, hasta los momentos puntuales en los que explota en algunas de las secuencias más inolvidables –e inolvidablemente grotescas– imaginables.

Es un filme que no tiene miedo de proponerle al espectador que se quede sentado por más de dos horas y media con un relato de pesadilla que se toma su tiempo con acontecimientos esotéricos y un análisis sobre el abuso de poder –particularmente el ejercido sobre las mujeres– envueltos en un paquete visualmente opaco que se guarda la variedad y el color (más que nada el rojo) para sus momentos cumbre.

Si bien la versión original de Darío Argento era dominada por colores primarios fuertes, la “remake” de Guadagnino toma la ruta polarmente opuesta, con una fotografía apagada, llena de grises y colores desaturados, invernal como la Berlín divivida y hundida en una violenta disputa ideológica y política en la que la historia tiene lugar.

A esa gélida metrópolis llega Susie Bannion (Dakota Johnson) con la intención de enrolarse en una prestigiosa academia de danza en la que, convenientemente, se ha abierto una vacante con la misteriosa desaparición de una de sus bailarinas. Susie se destaca inmediatamente, llamando la atención de las instructoras y la jefa de la academia, Madame Blanc (Tilda Swinton), que comienzan a verla como la clave para llevar a cabo un oscuro propósito.

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En esta época en la que se puede sentir como que ya lo vimos todo en el cine, como que ya no hay nada nuevo, el valor de una película que pueda hacer que el espectador se siente derecho en su butaca y se quede preguntándose “¿cómo habrán filmado eso?” tiene un valor enorme, y Suspiria viene con varios momentos así.

Dakota Johnson hace gala de todo el talento que la saga Cincuenta sombras –prácticamente todo el destaque que la actriz ha tenido en nuestras salas de cine– no le ha dejado desplegar.

Susie es un ser oprimido por su entorno desde mucho antes de dar su primer paso dentro de la academia de baile, y en menos de Madame Blanc y sus cómplices su arte se vuelve un arma, su cuerpo una posesión, en una usurpación por parte de un sistema corrupto aún para los estándares de sus cualidades inherentemente siniestras que hace alegoría al despojo de autonomía al que muchas mujeres son sujetas en el mundo real.

Al principio del filme una de las instructoras de la academia incluso le dice a Susie que allí valoran la autonomía económica de las mujeres, para subrayar la ironía.

El espectacular desenlace de todo esto es ese maravilloso tipo de conclusión que no puede ser categorizado como un final “feliz” o “trágico”, o ninguna otra etiqueta de una sola palabra que no sea “inolvidable”.

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Igualmente espectacular es el trabajo de Tilda Swinton, lo que no debería ser sorpresa para nadie que tenga conocimiento de la carrera de una de las mejores actrices con vida.

Su Madame Blanc es un personaje de una profundidad oculta e inescrutable, y además Swinton se pega el lujo de interpretar –con ayuda de un asombroso trabajo de maquillaje que por alguna razón incomprensible no está nominado al Óscar– a otros dos personajes totalmente distintos.

Desde las hipnóticas coreografías de danza hasta la atmosférica banda sonora de Thom Yorke, el excelente trabajo del elenco y el maravilloso trabajo de cámaras que evoca con zooms erráticos el cine de la época en que la película trascurre, Suspiria es excelencia cinematográfica y una opción en la cartelera de cine que se debería aprovechar.

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SUSPIRIA

Dirigida por Luca Guadagnino

Escrita por David Kajganich (basada en una película de Darío Argento)

Producida por Luca Guadagnino, David Kajganich, Bradley J. Fischer, Francesco Melzi d'Eril, Marco Morabito, Gabriele Moratti, William Sherak y Silvia Venturini Fendi

Edición por Walter Fasano

Dirección de fotografía por Sayombhu Mukdeeprom

Banda sonora compuesta por Thom Yorke

Elenco: Dakota Johnson, Tilda Swinton, Mia Goth, Angela Winkler, Ingrid Caven, Elena Fokina, Sylvie Testud, Renée Soutendijk, Małgosia Bela, Chloë Grace Moretz

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