Sólo hay Sin City

Como su predecesora de 2005, esta nueva adaptación del sórdido mundo creado por Frank Miller rebosa estilo. Aunque no es mejor que la anterior película, entretiene lo suficiente.

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En una época en la que el arte de filmar películas con escenarios completamente digitales, con los actores interactuando ante pantallas verdes a ser reemplazadas en post-producción, estaba siendo severamente desacreditado por películas como las precuelas de Star Wars, Frank Miller y Robert Rodríguez demostraron las virtudes de la tecnología al servicio de un estilo de filme más específico.

Tomando las novelas gráficas Sin City de Miller, seleccionando algunas de sus historias y trasplantándolas en la pantalla con una fidelidad que sería muy difícil de cualquier otra forma, manteniendo el mundo monocromático de las páginas de Miller e incluso algunas de las características más caricaturescas de sus dibujos sobre los actores, con cierto grado de notable artificialidad en la acción intencionalmente exaltado para aumentar la sensación de que se estaba viendo un cómic cobrar vida.

Sin City derrochaba estilo y personalidad, sus sangrientas historias de venganza y justicia callejera acompañadas de personajes memorables como el Marv de Mickey Rourke -y mi favorito personal, Kevin, el asesino silencioso- e historias sencillas pero efectivas. Fue fácilemente uno de los filmes más memorables y únicos en salir de Hollywood en la década pasada.

Ahora, Miller y Rodríguez nos regresan a las mugrientas calles de la Ciudad del Pecado con rostros nuevos y viejos conocidos, buscando replicar las virtudes de su filme original. Lo logran a medias.

Como era el caso en la película anterior, en Sin City: Una Mujer para Matar o Morir seguimos tres historias distintas, cronológicamente desordenadas y marginalmente conectadas entre sí. Tenemos a Dwight (Josh Brolin, reemplazando a Clive Owen) años antes de su cambio de rostro, envuelto en un sangriento conflicto por una hermosa mujer de su pasado; un joven apostador experto llamado Johnny (Joseph Gordon-Levitt) que se mete en problemas con el “dueño” de la ciudad, el senador Roark (Powers Boothe); y nos reunimos con la bailarina Nancy (Jessica Alba) años después de que John Hartigan (Bruce Willis) le salvara la vida por segunda vez, hundida en el alcoholismo y buscando vengarse de Roark.

“Solo hay Sin City”, dice en un momento la “reina”de las prostitutas de la ciudad, Gail (Rosario Dawson), a modo de enfatizar su voluntad de luchar por proteger su hogar. Esa frase sirve también para resumir la película en sí. No hay más que Sin City, el filme es una expansión del original, más de lo mismo y sin ilusiones de ser más que eso. Eso es bueno en muchos sentidos y juega en contra del filme en otros.

El estilo tan particular de presentar la acción sigue intacto, en esta ocasión añadiendo los efectos 3D a su caja de herramientas de una forma muy satisfactoria. De nuevo Rodríguez y Miller juegan con los contrastes para presentar espectaculares secuencias de violencia o sencillas pero hermosas tomas que parecen directamente arrancadas de los cómics de Miller.

El elenco de personajes es igualmente impresionante, arquetipos quizá algo clichados del género “noir”, pero interpretados con gran calidad. Rourke de nuevo combina gentileza y cinismo con brutalidad imparable como Marv -logrando resultados oscuramente cómicos-, y Powers Boothe no podría hacer más odioso al senador Roark. Personajes memorables como la letal Miho (Jamie Chung, reemplazando a Devon Aoki), el casi indestructible Manute (Dennis Haysbert, en reemplazo de Michael Clarke Duncan) y la ya mencionada Gail regresan.

En el elenco de nuevos personajes , Brolin y Gordon-Levitt interpretan a los clásicos anti-héroes “noir”. Esto es especialmente notable en Brolin, cuya versión de Dwight comienza la historia como un detective privado taciturno y enojado, atormentado por su pasado violento, y termina la historia exactamente igual. Brolin es una elección ideal para ese tipo de “hombre duro” clásico, aunque debo admitir que la versión de Clive Owen del personaje en la película anterior me pareció más interesante.

Sin embargo, la que se destaca en el elenco es Eva Green como Ava Lord, el amor perdido de Dwight. Robándose una película por segunda vez este año, Green no solo tiene una belleza que hace que parezca que fue arrancada de una película “noir” de décadas atrás, sino que hace la rutina de “mujer fatal” de forma impecable. Rodríguez y Miller hacen cosas interesantes jugando con el color sobre su personaje, jugando con la noción de que ella es como un camaleón, capaz de mimetizarse según la situación lo requiera; el color rojo en ella es como una advertencia que llega demasiado tarde.

Donde el filme decididamente se queda corto es en sus historias. Si bien la primera película no era una maravilla en lo que a guión se refiere, sus historias no dejaban de ser interesantes y atrapantes, memorables y con mucho en juego, en especial las historias de Marv y Dwigth. En esta segunda entrega la más interesante es la historia de Dwight, principalmente gracias a que reúne a los más memorables personajes nuevos y viejos de la saga -aunque no carece de defectos como una sub-trama sobre un detective de policía que se siente innecesaria-, y la de Johnny también es emocionante a pesar de que depende de que su protagonista tome una decisión imperdonablemente estúpida e ilógica. No hay nada como la inolvidable venganza de Marv en esta segunda película.

La historia final, la que se centra en Nancy, es el punto más débil del filme. No hay momentos de acción particularmente impresionantes, y ver a Jessica Alba bailar, beber y hacer la rutina de alma atormentada se vuelve repetitivo muy rápido, antes de llegar a un clímax que se siente apurado y carece de impacto.

Aunque se queda corta al lado de su predecesora, que jugaba con la ventaja de tener historias más interesantes y variadas, además del hecho de que no había habido nada parecido antes -con la excepción de películas como Dick Tracy, similarmente empapado en estética de cómic y ambiente “noir”-, Una Dama para Matar o Morir debería mantener satisfechos a quienes fueron cautivados por Basin City en su primera visita nueve años atrás.

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SIN CITY: UNA MUJER PARA MATAR O MORIR (Sin City: A Dame to Kill For)

Dirigida por Frank Miller y Robert Rodríguez

Escrita por Frank Miller (basada en cómics de Frank Miller)

Producida por Robert Rodríguez, Sergei Bespalov, Aaron Kaufman, Stephen L'Hereux, Mark C. Manuel y Alexander Rodnyansky

Edición por Robert Rodríguez

Dirección de fotografía por Robert Rodríguez

Banda sonora compuesta por Robert Rodríguez y Carl Thiel

Elenco: Josh Brolin, Jessica Alba, Joseph Gordon-Levitt, Mickey Rourke, Eva Green, Powers Boothe, Rosario Dawson, Bruce Willis, Dennis Haysbert, Christopher Meloni, Christopher Lloyd, Jeremy Piven, Lady Gaga, Jaime King, Stacy Keach, Jamie Chung, Juno Temple y Ray Liotta

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