Road to Ultra: 'Beats' bajo la lluvia

Entre la lluvia, el barro y el viento, unas 15 mil personas se animaron a bailar entre la tarde del viernes y la madrugada del sábado en la segunda edición del Road to Ultra Paraguay.

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El local de Rakiura se convirtió de nuevo en sede de la diversión, esta vez, de la segunda edición de la franquicia internacional Road to Ultra Paraguay. La productora G5Pro, también responsable de eventos como el Life in Color y el Asunciónico, tiró la casa por la ventana para una impecable producción. La prueba de fuego, esta vez, en realidad fue prueba de agua... y los resultados fueron óptimos.

Los ravers celebraron uno de los momentos más altos de año para la electrónica, con un line up por el que decidieron  abandonar el calor de sus casas, esquivar los charcos y bailar por largas horas. De eso se encargaron, primero, DJs como Charlie & Zulu, Vinai, HeatBeat, Gta y Dzeko & Torres.

Pasaban las horas y, con ellas, la temperatura seguía bajando. Pero eso tampoco impidió a los más entusiastas a disfrutar de las distintas atracciones paralelas del festival, como una tirolesa puesta al extremo izquierdo, entre los distintos espacios de dispersión.

Se acercaban las 22:00, mientras el DJ y productor holandés Fedde le Grand agitaba a su público, entre efectos visuales y robots gigantes que se desplazaban en el escenario. El popular Paul van Dyk, uno de los referentes más importantes de la música trance, tomaba la posta para un show lleno de éxitos, entre nuevos tracks de su Politics of Dancing 3.

Entre luces y efectos de humo, el popular un dúo australiano de dubstep/brostep, Knife Party, ofrecía un espectáculo luminoso y desfachatado, al ritmo de temas de su nueva producción, Abandon Ship.

Ya muy cerca de las 2:00, el DJ y productor sueco Sebastian Ingrosso se lucía entre efectos de fuego, luces y mucho ritmo, antes que el neerlandés Dash Berlin tomara la posta, para hacer bailar -ya en el cierre de la maratónica jornada- a los valientes que seguían bajo las frías gotas de lluvia, en plena madrugada luqueña.

Acaso la mala organización de la cantina -hubo quien tuvo que dejar de bailar para formar dos horas de extensa fila... por un lomito- vuelve a ser el punto bajo de este tipo de eventos maratónicos y multitudinarios, en los que los más pequeños detalles a veces pueden ser los más importantes.

Agua, barro y 'beats' hicieron de la segunda edición del Road to Ultra una nueva oportunidad de colocar al país en los más altos estándares, en materia de festivales. Un área en el que el país está cada vez mejor colocado... incluso bailando y cantando bajo los beats de la lluvia.

@jorgecoronel

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