“Río 2”: volando con exceso de peso

Las coloridas imágenes, el humor y un gran repertorio de canciones sin duda tendrán a los niños hipnotizados, aunque los padres podrían hallarse mirando sus relojes.

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Reseñar una película para niños siempre es un asunto que genera dilemas. Por un lado creo que todas las películas, independientemente del género en que se enmarcan, tienen la posibilidad de contar grandes historias -y últimamente los filmes animados que hacen exactamente eso son mayoría- y por lo tanto se merecen el ser tratadas con criterios iguales, como un gesto de respeto hacia los realizadores; pero por otro lado estas películas suelen impactar de forma distintas a niños pequeños y adultos.

Viendo una película como, digamos, Los Increíbles, un niño pequeño quedará encantado con las emocionantes escenas de acción abundantes en explosiones y color mientras que un adulto puede apreciar algunos de los chistes más sutiles y la forma ingeniosa en que lidia con asuntos más dirigidos a adultos como la crisis de mediana edad que atraviesa el protagonista. Algunas de las mejores películas animadas hablan tanto a niños como adultos.

Río 2, sin embargo, se siente como un resultado mixto. La calidad visual del filme es innegable, con escenarios llenos de color, personajes variados y jocosamente animados, y una fantástica banda sonora con pegajosas canciones originales, pero más allá de eso la película padece de un exceso de personajes y sub-tramas innecesarias y chistes que yerran el blanco más veces que las que aciertan.

Las cosas comienzan engañosamente simples, con los humanos protagonistas del filme anterior, Linda (Leslie Mann) y Tulio (Rodrigo Santoro) en plena expedición por la selva del Amazonas, durante la cual descubren indicios de la existencia de más guacamayos azules como los protagonistas del filme anterior, Blu (Jesse Eisenberg) y Perla (Anne Hathaway), quienes viven en un santuario en las afueras de Río de Janeiro.

Una vez que Blu y Perla se enteran a través de la televisión, deciden tomar a sus tres hijos y emprender un viaje al Amazonas, y entonces las sub-tramas comienzan a apilarse. Por un lado tenemos el viaje de Blu, Perla y familia, a quienes se suman los pájaros músicos del filme pasado, Nico (Jamie Foxx) y Pedro (will.i.am), buscando animales para su show de carnaval; en el camino se topan con el vengativo y melodramático Pepillo (Jermaine Clement), el villano del primer filme, que busca vengarse de Blu acompañado de una rana venenosa llamada Gabi (Kristin Chenoweth) y su socio oso hormiguero Carlos. Y finalmente tenemos a Linda y Tulio enfrentándose a una operación de tala ilegal de árboles.

El filme sufre de lo que llamo el síndrome de Spider-Man 3. Demasiados personajes, demasiadas líneas argumentales, y el afán por dispersar la atención a todo lo que pasa acaba por hacer que todo pierda fuerza y no se explore como debería.

A pesar de tratarse básicamente de un refrito del filme anterior, el dilema de Blu es interesante, viéndose atrapado entre su infelicidad en la selva -incrementada por un suegro exigente y un potencial rival por los afectos de Perla- y el deseo de hacer felices a su esposa e hijos, pero como el filme necesita tiempo encajar otras tres líneas argumentales, el tema no es tocado más allá de un nivel superficial.

Y eso no sería un problema tan grave si el filme compensara con grandes dosis de humor, pero en eso la película es inconsistente. Muchos de los chistes visuales recurren a cosas que ya se vieron miles de veces, y gran parte de las bromas verbales no conectan, quizá por perderse en la traducción o por simplemente no ser demasiado ingeniosas o memorables.

No es que todo sea malo, ni mucho menos. De hecho, una vez más el invaluable Pepillo prueba ser de lo mejor que la película tiene para ofrecer; su exageradamente dramática forma de ser es fuente abundante de risas y sus maquiavélicos planes son enormemente divertidos en una forma que recuerda un poco a los del perpetuamente desafortunado Willie E. Coyote; sus escenas con la ciegamente enamorada Gabi elevan considerablemente a la película. Incluso tienen dos de los más memorables momentos musicales. Si van a hacer Río 3 algún día, quizá lo más conveniente sea dejar a Blu y compañía en papeles secundarios y darles a estos dos el protagonismo.

Es la presencia de estos dos lo que hace de la presencia de los taladores algo tan inexplicable. La película ya tenía un excelente villano, y al final los humanos solo sirven para que haya una batalla final que la película no necesitaba. Ni siquiera hacen algo memorable o divertido con el jefe de los taladores, algo que lo hiciera no menos innecesario pero al menos más gracioso; simplemente existe, sin hacer nada más allá de ser una oportunidad perdida.

Hay algunos otros pantallazos de genialidad cómica absurda - ¡tortugas!- y algunas escenas de gran ingenio como una “batalla” territorial entre guacamayos rojos y azules; momentos muy bienvenidos en un filme que necesita más de ese tipo de humor desenfadado que hizo de Mi Villano Favorito 2 una experiencia tan disfrutable.

Hay una película muy divertida en las entrañas de Río 2, restringida por la decisión de los realizadores de hacerlo todo más grande en escala, con más personajes y más tramas. La película logra levantar vuelo sin estrellarse, pero con un exceso de peso que no le deja elevarse todo lo alto que podía.

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RÍO 2

Dirigida por Carlos Saldanha

Escrita por Carlos Saldanha, Jenny Bicks, Yoni Brenner y Carlos Kotkin

Producida por Bruce Anderson y John C. Donkin

Edición por Harry Hitner

Dirección de fotografía por Renato Falcâo

Banda sonora compuesta por John Powell

Elenco: Jesse Eisenberg, Anne Hathaway, Andy García, Jermaine Clement, Bruno Mars, Kristin Chenoweth, Leslie Mann, Rodrigo Santoro, will.i.am, Jamie Foxx y Tracy Morgan

Enlance copiado
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