“Resucitados”: pulso errático

Este filme de terror sobre médicos que resucitan muertos solo cobra vida en sus últimos momentos, conformándose antes con ser una película de horror más del montón.

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Aunque Resucitados viene disfrazada como la enésima película de terror sobrenatural sobre posesiones demoníacas en llegar a nuestras salas, la verdad es que el filme en sí está a medio camino entre horror paranormal y ciencia ficción, y aunque el director David Gelb y su muy capaz elenco de actores se esfuerzan, el filme adolece de un muy simple defecto: por la mayor parte de su relativamente corto tiempo de duración, sencillamente no es muy aterrador o tenso.

El filme comienza con los experimentos de un grupo de estudiantes de medicina que desarrollan un suero que originalmente tenía el fin de ayudar a pacientes en coma, pero que prueba ser lo suficientemente poderoso para resucitar a seres muertos.

El grupo es liderado por Frank (Mark Duplass) y Zoe (Olivia Wilde), una pareja comprometida. Los acompañan Clay (Evan Peters), Niko (Donald Glover) y Eva, una estudiante a quien reclutan para que documente sus experimentos.

El suero acaba funcionando y logran traer de vuelta a la vida a un perro sacrificado, aunque deciden mantener el secreto hasta saber qué efectos secundarios tiene el procedimiento. Sin embargo, las autoridades de su universidad descubren lo que estaban haciendo y el grupo acaba perdiendo todo su trabajo. En un desesperado intento por replicar su experimento antes de que todo sea desmantelado, entran a escondidas por la noche para intentar resucitar a otro perro.

Sin embargo, algo sale mal y Zoe muere electrocutada. Rehusándose a perder a su pareja, Frank decide probar el suero con Zoe a pesar de las protestas de su equipo. Tienen éxito y Zoe vuelve, pero claramente algo anda muy mal con ella.

Gelb eligió su elenco sabiamente. Olivia Wilde es una actriz con el rango necesario para proyectar la calidez, miedo y amenaza que el papel de Zoe le requiere, y Duplass influye algo de dualidad en el rol de un bien intencionado pero éticamente vulnerado protagonista; y aunque los integrantes del resto del elenco son básicamente arquetipos repetidos hasta el hartazgo por el género – Clay es el bromista, Niko el técnico, Eva la obligatoria chica inocente –, al menos sus respectivos actores hacen un trabajo decente.

Como director, Gelb – que con esta película debutó en largometrajes de ficción tras haber dirigido el aclamado documental Jiro Dreams of Sushi – prueba tener buen ojo para lo visual. El uso de colores y oscuridad es atractivo y por momentos hasta ingenioso.

Sin embargo, el problema es que por la mayor parte del filme no hay nada demasiado interesante qué ver. Gelb chequea los clichés normales del género, con varios sustos en falso – de esos en los que la aparente amenaza es en realidad alguien o algo inofensivo – puntuados por tramposos saltos de sonido que sirven para sobresaltar por un instante al espectador; esto es aprovecharse de un reflejo físico en vez de esforzarse por crear momentos de verdadero terror.

Una vez que la cosa se pone en marcha en serio – tras el accidente de Zoe – la película muestra otra grave falencia: carece de una dirección clara. El guión atrapa a sus personajes con el horror pero hasta el último momento no les da un objetivo, una meta específica; todo filme de terror bueno o siquiera decente da a sus protagonistas un objetivo para el cual el horror de turno es un obstáculo: Ripley y sus compañeros debían escapar de la “Nostromo” en Alien, por ejemplo.

En esta película los protagonistas se pasan la mayor parte de su tiempo discutiendo sin hacer nada de particular importancia mientras son acabados uno a uno; es fácil adivinar quién va a morir y en qué orden, así que la tensión es mínima en el mejor de los casos e inexistente en el peor. Solo hacia el final se define algo específico que tienen que lograr nuestros héroes sobrevivientes, y el filme vuelve a registrar un débil pero firme pulso.

También hay varios elementos que el filme añade a su trama sin usarlos de una forma particularmente importante: parte de la relación entre Frank y Zoe es marcada por un debate de “ciencia versus religión” que da como fruto un par de conversaciones interesantes, pero que es totalmente dejado de lado una vez que las cosas se ponen paranormales, y se establece como aparentes villanos a una organización farmacéutica al estilo de la Umbrella Corp. de Resident Evil, pero tampoco tienen mucha participación más allá de dar a los protagonistas una razón para escabullirse en el laboratorio.

Resucitados no es lo peor que el género del terror nos ha dado últimamente, ni mucho menos. Es perfectamente tolerable, pero toma ideas que ya se vieron antes y no hace nada especial con ellas; para un mejor terror sobre médicos de ética dudosa, mejor ver Splice, o para una sobre las consecuencias de ir y volver de donde el ser humano “no debería ir”, más vale la pena la relativamente similar pero mucho más entretenida Event Horizon.

En caso de un hambre ineludible de cine de terror, Resucitados no es lo peor que hay, pero podría haber sido mucho más.

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RESUCITADOS (The Lazarus Effect)

Dirigida por David Gelb

Escrita por Luke Dawson y Jeremy Slater

Producida por Jason Blum, Matthew Kaplan, Jimmy Miller y Cody Zweig

Edición por Michael N. Knue

Dirección de fotografía por Michael Fimognari

Banda sonora compuesta por Sarah Schachner

Elenco: Olivia Wilde, Mark Duplass, Sarah Bolger, Evan Peters, Donald Glover, Ray Wise, Amy Aquino y Emily Kelavos

Enlance copiado
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