“REC 4”: infección a la española

El cierre de la saga española de terror cumple en entregar tensión y sangre, aunque con tras tres películas la identidad propia de la saga parece haberse difuminado.

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La REC original, estrenada en 2007, tuvo la ventaja de dos factores que la plantaban como una novedad: el hecho de ser una producción de España, país del que no había salido aún una producción al estilo de las películas de zombis que por entonces venían ganando en popularidad gracias al impulso de filmes como las dos Exterminio y la “remake” de El Amanecer de los Muertos, y el uso del recurso “cámara en mano” que presentaba la acción como si fuera documentada por los propios personajes, cuando aún faltaba un poco de tiempo para que el uso de esa técnica volviera a explotar con filmes como Cloverfield y Actividad Paranormal.

La película de Jaume Balagueró y Paco Plaza sobre una reportera, su camarógrafo, un equipo de bomberos y los residentes de un edificio de apartamentos atrapados con una infección que convierte a los afectados en dementes máquinas de matar era sangrienta, tensa, claustrofóbica, y bien potenciada por una excelente actuación de la protagonista Manuela Velasco. Era, en resumen, todo lo que un buen filme de su género tiene que ser.

Balagueró y Plaza continuaron su historia con una secuela que era más de lo mism0 -en el buen sentido-, dejando más a la vista la interesante forma en que la saga combina las dos vertientes de la tradición cinematográfica zombi: el horror biológico del zombi como un mal transmitido por virus que popularizaron las películas de George A. Romero, y los aspectos sobrenaturales de la mitología africana que inspiró el concepto del muerto viviente y que delineó sus primeras apariciones en el cine.

Luego de que Plaza llevara la saga a terreno aún más sobrenatural y guiñara a un cine de terror mucho más desenfadado con la tercera entrega, que contaba una historia paralela y dejaba el sangriento edificio solo como trasfondo, Balagueró regresa en esta cuarta entrega para llevar el aterrador giro en la vida de la reportera Ángela Vidal a su conclusión, en una película que es intachable en su capacidad de poner tenso al espectador y que vuelve a demostrar el talento de Velasco al frente de un elenco más que capaz, pero adolece de sentirse como una repetición de muchas otras ideas que el género del terror ha engendrado entre 2007 y la actualidad.

El filme comienza con un guiño nostálgico para los que siguieron la saga desde el inicio, devolviendo la acción al gris edificio de Barcelona donde todo comenzó. Un grupo de soldados ingresa para plantar explosivos y acabar con la infección de raíz, topándose con algunos de los infectados que quedaban y rescatando en el proceso a Ángela.

La atormentada reportera despierta a bordo de un buque en aguas del océano Atlántico, donde ella y el par de soldados que la rescató fueron enviados -junto a una sobreviviente de la boda de “REC 3”- para ser evaluados por un grupo de científicos que busca crear una droga que contrarrestre la infección. Por supuesto, la infección no tarda en manifestarse de nuevo y el barco se vuelve un nuevo baño de sangre del cual Ángela y sus aliados deben escapar.

Balagueró estira la correa de la saga, que se desvió a algo más ligero y oscuramente humorístico en la tercera entrega, y la reencamina hacia el espíritu de terror puro del original, restringiendo la acción de nuevo en espacios cerrados y casi permanentemente oscuros, y manteniendo los aspectos sobrenaturales de la historia a un mínimo. Oscurecer de nuevo el tono de la saga es probablemente una decisión acertada; por entretenida que fuera REC 3, el humor y los aspectos más “pulp” como la novia armada con una motosierra no encajaban del todo bien, haciendo que esa historia se sienta como algo totalmente desencajada del resto de la saga.

Sin embargo, si hay algo qué lamentar es, en mi opinión, la decisión de dejar en un muy lejano segundo plano la parte demoníaca de la historia, con solo algunos comentarios sobre la naturaleza del virus y unas pocas referencias a la niña Medeiros. Es lamentable porque, una vez que uno deja de lado los recursos de estilo de filmación y el idioma en que hablan los personajes, lo que hacía sobresalir a REC entre la innumerable ola de filmes parecidos que salió en los últimos años era esa combinación de horror biológico a lo Romero, a lo Resident Evil, con elementos sobrenaturales. Dos estilos de terror gastados hasta lo imposible lograban sentirse de nuevo frescos cuando se combinaban, y por momentos la vertiente paranormal se utilizaba con gran efectividad: por ejemplo, los infectados apareciendo como la niña Medeiros cuando se veían reflejados en alguna superficie.

Es cierto que minimizar eso hasta el punto de casi dejarlo fuera del todo permite a Balagueró concentrarse en crear una historia más pura y centrada en la supervivencia, algo que no viene mal y es preferible a sobrecargar la película hasta el punto de que sea difícil entenderla o empatizar con sus protagonistas, pero la identidad de la saga se ve sacrificada. Al final, REC 4 acaba sintiéndose demasiado genérica, volviéndose casi indistinguible de innumerables filmes parecidos sobre supervivencia contra muertos vivientes u horrores similares en lugares aislados.

Aun así, para fans de ese tipo de filme y los incondicionales de la saga, REC 4 es una experiencia más que satisfactoria. Tener a Velasco de vuelta en el protagonismo juega a favor de la película, ya que la actriz llena muy bien el papel de heroína de cine de terror, mezclando en la medida justa fragilidad y determinación. Como suele ser el caso en la saga, el elenco secundario es más o menos poco memorable, entre carne de cañón anónima, fuentes de información con patas igualmente propensas a morir horriblemente y estereotipos no muy inspirados -el tipo duro, el aparente villano, la figura de sabiduría, el genio de la tecnología, etcétera-, pero cumplen su cometido.

El filme se ve muy bien, dejando lucir su evidentemente alto presupuesto. Los momentos más sangrientos se sienten auténticos -nada de esa horriblemente falsa sangre digital que tantas producciones hollywoodenses han dado por usar últimamente- y la acción es tensa aún a pesar de que a veces el director se excede con las sacudidas de cámara hasta lo irritable. El guión se cuida de que los personajes hagan cosas demasiado estúpidas e ilógicas.

A pesar de esa falta de identidad propia y algunos de sus elementos menos acertados, REC 4: Apocalipsis proporciona la suficiente tensión para justificarse y llenar las expectativas de los fans de pasarla bien pasándola mal en el cine y (más o menos) cerrar la historia de la serie.

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REC 4: APOCALÍPSIS

Dirigida por Jaume Balagueró

Escrita por Jaume Balagueró y Manu Díez

Producida por Julio Fernández

Edición por David Gallart

Dirección de fotografía por Pablo Rosso

Banda sonora compuesta por Arnau Bataller

Elenco: Manuela Velasco, Ismael Fritschi, Paco Manzanedo, Emilio Buale, Héctor Colomé, María Alfonsa Rosso, Críspulo Cabezas y Mariano Venancio

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