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La fantástica película de Pixar “Ratatouille” tiene hacia el final un monólogo por parte de un crítico de cocina que es, en mi opinión, uno de los más grandes momentos del séptimo arte en lo que llevamos del siglo XXI, en la que el personaje argumenta que una crítica negativa es algo divertido de escribir y de leer.
Personalmente odio escribir una crítica negativa. Parafraseando a Quentin Tarantino, todas las películas son un regalo, total y absolutamente todas, regalos nacidos, es cierto, de un deseo de lucrar -eso no es ni debería ser visto como algo malo-, pero también de un deseo de contar una historia; en algún lugar alguien creó de la nada una historia y nos la está contando; eso es algo maravilloso.
Lo dicho, odio escribir una reseña negativa. Particularmente con una película como “Nada es lo que parece”, que no solo presenta grandes virtudes como un elenco impresionante que hace un buen trabajo, un director que no hará cosas muy variadas, pero lo que hace lo hace muy bien; sino que también presenta una premisa bastante interesante, pero que acaba quitándole lustre a todo el conjunto con un guión poco claro y que al final no sabe cómo atar concretamente los cabos que soltó.
La historia: un mago de cierta popularidad (Jesse Eisenberg), un hipnotista (Woody Harrelson), una escapista (Isla Fisher) y un habilidoso carterista (Dave Franco) son reunidos por un misterioso personaje, y un año después se presentan con gran éxito en Las Vegas como los Cuatro Jinetes, en un espectáculo que cierran con el aparente robo de un banco de París, lo que los pone bajo la mira de un agente del FBI y una enviada de Interpol.
Estructuralmente hablando, este es un extraño film, en la particularidad de que no tiene protagonistas o antagonistas claros. Los Jinetes gozan de un tiempo en pantalla relativamente corto, con la mayor parte del metraje siendo dedicado a la pareja de investigadores que los persigue, lo que no es algo qué lamentar ya que son interpretados por el siempre bienvenido Mark Ruffalo (cada vez más habitual en superproducciones desde que fuera Hulk en “Los Vengadores”) y la francesa Mélanie Laurent, a quien quizá recuerde usted como la vengativa Shoshanna Dreyfus en “Bastardos sin Gloria” (2009).
Que el filme rompa un poco con lo habitual en su estructura no es en sí algo malo; sin embargo, al dividir su tiempo entre los Jinetes y la dupla FBI/Interpol, y hallando espacio para incluir también a Morgan Freeman como una personalidad televisiva que desenmascara a magos, y a Michael Caine (¿ven a lo que me refiero con “elenco de primer nivel?) como un millonario empresario, la película acaba dejando un montón de personajes y -lo que es peor- elementos del argumento mal definidos.
La película se vende a sí misma como “La Gran Estafa” con magos, y en su primera parte hace un gran trabajo transmitiendo una sensación de ingenio y espectáculo satisfactorios; el primer robo es vistoso y bastante creativo. Sin embargo, eventualmente la película va preocupándose cada vez menos en explicar lo que hacen los Jinetes.
Y entonces viene el giro final, donde en mi opinión el film oficialmente se derrumba bajo su propio peso. Esa es otra razón por la que la reseña de esta película es una labor particularmente poco apetecible; cuando emito juicio sobre algo en una película, siento que debo apoyar ese juicio con argumentos y ejemplos claros. Pero no puedo entrar en detalles sobre por qué el final no funciona sin arruinar la película a quien no la haya visto.
Así que, siendo menos concreto de lo que me gustaría, sólo puedo decir que el problema no es el giro en sí, que es en realidad bastante atrevido y tenía potencial para convertir al film en algo memorable. Es simplemente que sale prácticamente de la nada, a partir de cosas que son apenas insinuadas débilmente antes; es básicamente como los trucos de los Jinetes luego del primero, no hay ingenio detrás de él, es simplemente un montón de información revelada que se supone debemos simplemente aceptar sin que la película haya trabajado para merecerlo.
Todo esto es más grave porque el film no se compromete con las posibildades que su argumento establece: la verdadera naturaleza de los Jinetes, las motivaciones de los investigadores y del personaje de Morgan Freeman, todo es definido a medias. Si el film se hubiera atrevido a dar una respuesta concreta en su final -como hace, por ejemplo, la fantástica película de magos de Christopher Nolan "El Gran Truco"- , esto podría haber sido brillante.
En lo que no respecta al guión, el film es bastante bueno. Como dije, el elenco hace un trabajo sólido, en especial Ruffalo y Laurent, aunque Woody Harrelson siempre logra personajes memorables, y es genial ver a Jesse Eisenberg dejar atrás el arquetipo de “Woody Allen 2.0” que lo hizo popular en “Adventureland” y “Tierra de Zombis”; su papel en este filme parece más una versión mejor ajustada socialmente del Mark Zuckerberg de “Red Social” (2010).
Además, película cuenta con buena acción, en particular una fantástica pelea y posterior persecución en Nueva York (momento de lucimiento para Dave Franco) en la que el director francés Louis Leterrier luce sus credenciales como un gran director de acción, credenciales que se ganó con films muy entretenidos como las dos primeras “El Transportador”, “Danny the Dog” o “El Increíble Hulk”.
“Nada es lo que parece” es, y lo digo con mucho pesar, un ejemplo de cómo un guión puede hacer o deshacer a una película.
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NADA ES LO QUE PARECE (Now You See Me)
Dirigida por Louis Leterrier
Escrita por Edward Ricourt, Ed Solomon y Boaz Yakin
Producida por Bobby Cohen, Alex Kurtzman y Roberto Orci
Edición por Robert Leighton y Vincent Tabaillon
Dirección de fotografía por Mitchell Amundsen y Larry Fong
Banda sonora compuesta por Brian Tyler
Elenco: Mark Ruffalo, Mélanie Laurent, Jesse Eisenberg, Isla Fisher, Woody Harrelson, Dave Franco, Morgan Freeman, Michael Caine, Michael Kelly y Common