“Mundo Jurásico”: evitando la extinción

Esta nueva aventura con seres prehistóricos se queda lejos de igualar al filme original de Steven Spielberg, pero se justifica con grandes dosis de acción y entretenimiento.

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Colin Trevorrow tuvo un trabajo poco envidiable.

Parque Jurásico, estrenada por Steven Spielberg en 1993, no fue solo un éxito de taquilla más, fue un evento cultural del tipo que el mundo del cine experimenta solo una o dos veces por década, un filme que caló increíblemente hondo en la cultura popular, hasta el punto que imagino difícil hallar a alguien que no reconozca automáticamente el logo del esqueleto del tiranosaurio o el inolvidable tema central del filme compuesto por John Williams. Era el tipo de filme que, décadas después de su estreno, jóvenes cineastas citan como aquél que los convenció de que querían hacer cine.

Dos secuelas inferiores no empañaron en lo más mínimo el brillo del filme original – quizá hicieron precisamente lo contrario –, así que la idea de tener que llevar adelante un regreso a la isla Nublar que se postula más como la verdadera secuela de la primera película que como la cuarta parte de una saga es lo equivalente a pintarse un enorme blanco en el pecho y dar ballestas a prácticamente todas las personas que estaban vivas y tuvieron acceso a cines, VHS, DVD, Blu-rays o televisión entre 1993 y la actualidad.

Así que saquemos del camino lo primero y más básico: Mundo Jurásico, el regreso de los dinosaurios inspirados por las páginas de Michael Crichton luego de 14 años de ausencia en el cine, no está a la altura del clásico de Spielberg; depende demasiado en personajes poco interesantes y clichés gastados para generar el mismo impacto emocional que Alan Grant, Ellie Satler, Ian Malcolm, Lex, Tim y Hammond generaban hace 22 años.

Mundo Jurásico es, sin embargo, una película genuinamente entretenida y lo mejor que la saga ha producido desde aquella primera película. Aunque falla en hacer interesantes a sus personajes, el filme sabiamente apela con éxito a otras dos emociones muy importantes: la nostalgia y la simple y visceral exaltación de la acción “dinosáurica”.

El filme trascurre 22 años después de la tragedia del Parque Jurásico. En ese período de tiempo, el sueño de John Hammond se cumplió, y en la isla Nublar funciona un exitoso parque zoológico de dinosaurios que recibe a miles de personas por día. Dos hermanos, Gray (Ty Simpkins) y Zach (Nick Robinson) visitan el parque invitados por su tía Claire (Bryce Dallas Howard), quien es la gerente de operaciones.

Ante un aparente declive en la asistencia de público, el dueño del parque Simon Masrani (Irrfan Khan) comisionó la creación de un nuevo dinosaurio por medio de manipulación genética. Sin embargo, el animal, bautizado “Indominus Rex”, prueba ser demasiado inteligente y letal, y en poco tiempo escapa de su cautiverio de hunde a toda la isla en un profundo caos mientras Claire y el entrenador de velocirraptores Owen Grady (Chris Pratt) intentan localizar a los niños perdidos en la selva e impedir que todo el parque se convierta en un baño de sangre.

Como sucedía con Godzilla, el principal problema del filme es que no logra hacer interesante al elemento humano. A pesar de tener a talentosos actores como Pratt, Dallas Howard, Khan y Vincent D'Onofrio haciendo lo que pueden, el guión puebla la isla con personajes principales que son demasiado unidimensionales y repetidos para ser interesantes por sí solos. Claire es la típica burócrata que aprende una lección, Owen es el típico espíritu libre a quien todos deberían haber escuchado antes de que fuera demasiado tarde, el jefe de seguridad que interpreta D'Onofrio es el clásico loco militarista que busca convertir a los dinosaurios en armas, etcétera. El buen hacer de los actores y el hecho de que Trevorrow maneja muy bien el ritmo del filme y nunca deja que pase demasiado tiempo sin al menos algo de acción ayudan a mitigar el mal sabor, pero aún así es una decepción.

El guión trata de darles personalidad y profundidad, pero todo acaba siendo ruído blanco, estática sin sentido; es difícil sentir algo por los niños ante el aparente divorcio de sus padres porque el filme saca eso casi de la nada en una escena específica y luego nunca vuelve a mencionarlo, mientras que la relación entre Owen y Claire es básicamente la misma rutina de aventurero y dama que ya vimos mil veces – Indiana Jones y Willie Scott una vez más –, aunque afortunadamente Trevorrow tiene el buen juicio de no hacer a Claire una típica dama en apuros, sino que le da oportunidades de ser la heroína.

Donde el guión sí es ingenioso es en lo que respecta al “villano” del filme. El Indominus Rex es un gran monstruo cinematográfico, amenazante en lo físico y temiblemente inteligente, y Trevorrow lo trata con el respeto que tal criatura infernal se merece: frecuentemente solo visto de reojo, mostrado en pantalla con economía y acompañado por una banda sonora propia del Mordor de El Señor de los Anillos en las veces que sí toma protagonismo.

También es una interesante herramienta temática: el Indominus fue concebido de forma similar a como muchas grandes producciones de Hollywood acaban viendo la luz, con ejecutivos miopes dejándose guiar por encuestas, resultados de pruebas con grupos de foco y una desacertada noción de que la solución al hecho de que a la gente “ya no le impresionan los dinosaurios” siempre es ir a por más – más grande, más “cool” - sin pensarlo dos veces. Que ese proceso dé como resultado algo terrible que arruina todo tiene cierto grado de belleza poética.

Eligiendo hacer como si El Mundo Perdido y Parque Jurásico III nunca hubieran pasado, esta película explota al máximo la nostalgia por el filme original. Desde la banda sonora de Michael Giacchino que ocasionalmente revive el icónico tema de John Williams hasta ciertos eventos en la trama que sería un crimen contra la humanidad revelar aquí, el filme se esfuerza en establecer un vínculo directo con la primera Parque Jurásico. Y lo hace bastante bien, se percibe que nace de un auténtico respeto y amor por la película de Spielberg en vez de ser simplemente un cínico intento de engatusar a los fans.

Si a eso sumamos las abundantes y creativas secuencias de acción, el filme acaba sintiéndose como un cóctel ganador a pesar de sus graves defectos. Ver a dinosarios atacar a humanos o pelear entre ellos es sencillamente un goce, tanto por el hecho de que ver dinosaurios en acción es una de esas fantasías de la niñez que nunca mueren como porque Trevorrow demuestra ser muy bueno al filmar acción a gran escala de forma clara y fluida. El clímax de la película es particularmente glorioso, uno de esos únicos momentos capaces de hacer que una sala de cine salte, grite y aplauda; eso no lo veía desde hace tiempo.

Mundo Jurásico no acarrea la misma magia de Parque Jurásico, pero es un homenaje más que digno a un clásico del cine.

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MUNDO JURÁSICO (Jurassic World)

Dirigida por Colin Trevorrow

Escrita por Colin Trevorrow, Rick Jaffa, Amanda Silver y Derek Connolly

Producida por Frank Marshall y Patrick Crowley

Edición por Kevin Stitt

Dirección de fotografía por John Schwartzman

Banda sonora compuesta por Michael Giacchino

Elenco: Chris Pratt, Bryce Dallas Howard, Ty Simpkins, Nick Robinson, Vincent D'Onofrio, Irrfan Khan, Omar Sy, B.D. Wong, Jake Johnson, Lauren Lapkus, Katie McGrath y Judy Greer

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