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Dos horas bajo tormenta tuvieron que esperar los fans de Ricardo Montaner para verlo en vivo este sábado (después de los dos años de espera en el país). No era para menos: una tormenta –casi convertida en diluvio y con caída de granizos– azotaba a la capital.
El clima –que preocupó a la producción, al punto de dudar respecto a la realización del evento– lentamente mejoraba, mientras el cantante escribía desde su cuenta oficial de Twitter: “Ha caído un diluvio en Asunción. Granizo Gigante!”.
Parte importante del público ya había huido, en busca de un refugio. Sin embargo, los más fieles seguían allí, a la espera del cantor… que no daba noticias. Más allá de otro tuit, que de nuevo dejó escapar: “Voy a cantar. Con o sin lluvia. Allá vamos en breve”.
Finalmente, cuando pasaban las 23:00, el escenario encendía sus luces para mostrar el aeropuerto que el artista monta en esta gira y que hace referencia a su último álbum: “Viajero frecuente”. Desde pantallas con datos de vuelos hasta una escalera mecánica, asientos de espera y algún que otro viajero (músico) con maletas.
El retraso impidió que los hijos de Montaner –Ricky, Mau y Eva Luna– pudieran presentarse. A diferencia del grupo del Centro Familiar de Adoración (CFA), que hizo lo suyo tiempo antes del temporal, alrededor de las 20:30.
Con “Voy a vivir la vida”, canción de su último disco, abría un show pasado por agua, pero que logró encender mientras corrían los minutos.
“¡Buenas noches, Paraguay!”, saludaba Montaner, para dar paso a “Convénceme”. Y el momento sirvió para agradecer “a Dios por la lluvia”. “Hay gente muriendo por sequía; aunque me hubiera gustado que apuntara a otra parte…”, ironizó. Entonces prometió que agregaría más canciones “para compensar a los que se mojaron”.
El romanticismo, por supuesto, tomó al toro de la tormentosa noche por las astas. “El poder de tu amor”, “Castillo azul” y “Será” –a esta última presentó como “una de las canciones vertebrales en mi carrera”– sirvió para que más de una pareja sellara su amor con un abrazo… o algún que otro beso.
Pero el ritmo tomaba protagonismo mientras interpretaba “República de la Alegría”, canción escrita junto al compositor y productor colombiano Kike Santander, casado con una paraguaya, por lo cual hace referencia a nuestro país y al “lago azul” de Ypacaraí. “¡Arriba el Paraguay, carajo!”, arengó.
La alegría seguía con “Vamos pa’ la conga” y “Soy feliz”, que hicieron bailar a un corajudo público que seguía allí firme, mientras la lluvia se hacía presente de nuevo.
El romance no podía quedar detrás. Por eso hubo tiempo para la popular “Bésame” y “La canción que necesito”, que –aunque nueva– se apoderó de las estaciones de radio en los últimos meses.
Si de hits se trataba, no faltaron las baladas “Qué ganas”, “Tan enamorados”, “Me va a extrañar”, todas conocidas y cantadas de inicio a fin por su público. Montaner portaba un paraguas, y es que una fuerte lluvia volvía a marcar presencia.
El clima, otra vez, adelantaba los planes, y el cantante debía marcharse. “¡Que Dios los bendiga, Asunción, Paraguay, República de la alegría!”, exclamó, obligado a refugiarse detrás del escenario y liberar a su público.
Montaner se había retirado, mientras muchas mujeres seguían firmes, a la espera de un retorno. Sus parejas –quizás resignados– seguían en compañía, aunque era visible que los músicos se retiraban con sus instrumentos.
En una noche mojada, fortuitamente opacada por la madre naturaleza, Ricardo Montaner supo vencer los obstáculos y cumplió con un público que lo esperaba desde setiembre de 2011. “Al mal tiempo, buena cara”, reza el refrán. Con su dosis de amor, con su vibrante energía o esa interacción peculiar, Montaner supo hacer de las suyas para cumplirlo a rajatabla… y brindar su mejor cara a una Asunción que seguía mojada.