“Mamá”: menos hubiera sido más

Aunque abusa de los efectos por computadora y cuenta una historia poco original, “Mamá” es una película de terror suficientemente disfrutable.

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Habiendo estudiado ya por un buen tiempo las fluctuaciones en las ventas de entradas en los cines locales, algo que aprendí es que las películas de terror son buen negocio. No recaudarán tanto como una película de superhéroes ni las películas animadas de Disney o DreamWorks, pero rara vez tienen un desempeño pobre en la taquilla. A la gente le gusta ir al cine a pasar miedo.

“Mamá” es el más reciente filme en tratar de explotar esa emoción tan básica que es el miedo en nuestras salas, y en mayor medida logra su cometido bastante bien, aunque lo hace de forma irregular, incluso tramposa en algunos momentos, dando demasiada exposición y tiempo en pantalla a su sobrenatural personaje titular en un género en el que mientras menos se vea la amenaza, más aterradora se vuelve esta.

El argumento del filme tiene en su centro a Victoria y Lilly dos niñas pequeñas que, en trágicas circunstancias, quedan abandonadas por varios años años en un bosque, hasta que finalmente son halladas gracias a la perseverancia de su tío (Nikolaj Coster-Waldau)). Una vez que están lo suficientemente recuperadas físicamente, las niñas son acogidas por su tío y la novia de este, Annabel (Jessica Chastain). Sin embargo, una extraña entidad a la que las niñas llaman “Mamá” las siguió del bosque a la casa.

Esta película, dirigida por el realizador argentino Andrés Muschietti -debutando en largometrajes- y producida por el cineasta mexicano Guillermo del Toro-, se basa en un efectivamente aterrador corto de unos tres minutos del propio Muschietti, y lastimosamente la falta de experiencia del argentino se nota.

La falla más grave de la película en mi opinión es la mismísima “Mamá”. La verdad es que nadie puede hacer un mejor trabajo al asustarnos que nosotros mismos. Si en una película de terror el objeto de ese terror se muestra poco o no se muestra en lo absoluto, nuestras mentes comienzan a llenar los huecos, a imaginarse el horror, y eso generalmente supone un nivel de miedo mucho mayor que el mejor logrado de los fantasmas flotantes y gritones hechos por computadora pueden lograr.

Para citar un ejemplo exitoso, tomen en cuenta la película de M. Night Shyamalan “Señales” (2002), toda una película de terror aunque con alienígenas en vez de fantasmas. Sin dar muchos detalles, hay una fantástica escena poco antes del clímax de la película, cuando la familia comienza a escuchar ruidos fuera de la casa, pasos sobre madera, los ladridos de un perro, indicando claramente que algo está allí afuera. La cámara sólo nos muestra la pared que la familia está viendo mientras se mueve siguiendo los pasos. Nosotros, el público, hacemos el resto, imaginándonos el mundo más allá de esa pared y el horror que allí acecha. Ese tipo de terror cinematográfico es inolvidable.

Menos, en el género del terror, suele ser más.

En vez de eso, en “Mamá” vemos al horror demasiado. Muschietti nos avasalla con gritos y las infaltables explosiones musicales de su banda sonora cada vez que “Mamá” aparece para mostrar su rostro hecho por computadora, y no muy bien hecho en varias instancias. No que yo sea uno de esos puristas que insisten en que la computadora está matando la creatividad en el cine, pero en este caso creo que efectos tradicionales nos hubieran dado un personaje mucho más efectivo.

En muchos momentos, el filme parece empeñado ya no en asustar de forma genuina, sino en simplemente hacer saltar al público con los repentinos estallidos de estridencia y la aparición de “Mamá” gritándonos… Sí, a nosotros, porque en varias instancias los personajes ni siquiera notan la aparición. En contraste, otras recientes películas de terror como “La Noche del Demonio” (2011) o “La Dama de Negro” (2012) hacen un mucho mejor trabajo preparando sus sustos, pacientemente poniéndole suspenso a sus acontecimientos antes de los gritos y los violines.

La trama y la forma en que se desarrolla no es nada novedosa -y algún que otro personaje hace cosas decididamente estúpidas-, aunque en sus personajes y la forma en que se relacionan el filme se anota un gran punto a favor. Particularmente, la relación entre Annabel y las dos niñas está hecha de una forma refrescante, teniendo en cuenta que Annabel no es el clásico personaje ultra maternal, sino todo lo contrario, ella no quiere esa responsabilidad, y la forma en que su relación con las niñas va evolucionando se siente real, honesta.

El elenco se desempeña bastante bien, aunque Chastain -dos veces nominada a premios Óscar por “Historias Cruzadas” (2011) y “La Noche más Oscura” (2012) -no pasa de efectiva, ya que el filme no le da muchas oportunidades de desplegar su enorme talento. Igual es el caso de Coster Waldau, mejor conocido como Jaime Lannister de la serie de HBO “Game of Thrones”; sin embargo, las dos actrices que interpretan a las niñas prueban ser un gran descubrimiento de los realizadores.

Con todos sus defectos, no puedo decir que “Mamá” sea un filme malo. Cumple con su cometido de asustar, aunque lo hace con sustos olvidables, y las actuaciones correctas y la forma en que el guión desarrolla a sus personajes eleva de categoría al filme, pero no puedo dejar de pensar que se trata de una oportunidad perdida.

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MAMÁ (Mama)

Dirigida por Andrés Muschietti

Escrita por Andrés Muschietti, Bárbara Muschietti y Neil Cross (basada en un cortometraje de Andrés Muschietti)

Producida por Bárbara Muschietti y J. Miles Dale

Edición por Michele Conroy

Dirección de fotografía por Antonio Riestra

Banda sonora compuesta por Fernando Velázquez

Elenco: Jessica Chastain, Nikolaj Coster-Waldau, Megan Charpentier, Isabelle Nélisse, Daniel Kash, Jane Moffat, Daniel Fox y Javier Botet.

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