“Maléfica”: Jolie vuela, pero no lo suficientemente alto

Una gran actuación de Angelina Jolie en el papel protagónico no es suficiente para salvar a un filme superficial y sorprendentemente poco imaginativo.

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Es difícil no maravillarse ante la ironía del hecho de que, en esta época, los realizadores del cine hollywoodense -armados con cientos de millones de dólares de presupuesto y tecnología de punta- están limitados en lo que pueden hacer, los mundos que nos pueden mostrar, prácticamente solo por sus propias imaginaciones y, sin embargo, la industria sigue produciendo filmes tan faltos de imaginación y ambición como Maléfica.

De alguna forma, el director Robert Stromberg y su equipo se las arreglan para desperdiciar una excelente actuación de Angelina Jolie y una idea atractiva -contar una de las historias más conocidas de la filmografía de Walt Disney desde el punto de vista de la villana- con un guión que hace agua en varias partes y una aburrida mentalidad de “yo también” en lo visual.

A pesar de que la sensación de “deja vú” visual es una constante desde el principio, las cosas comienzan bastante prometedoras, mostrando a Maléfica como niña, una joven hada protectora del Páramo, una región repleta de criaturas mágicas. Allí conoce a Stefan, un joven de orígenes humildes y ambición grande, y a lo largo de los años su amistad se convierte en algo más profundo.

Desafortunadamente, es allí, tan temprano, que el filme empieza a perder impulso. La relación entre Maléfica y Stefan se corta por razones que jamás nos son del todo explicadas y la película inmediatamente salta a varios años después, cuando ambos son ya adultos y Stefan es una persona muy distinta, consumida por la ambición. Allí se hace evidente uno de los grandes problemas del filme: parece estar siempre apurado.

Me explico: el personaje de Stefan (Sharlto Copley en su versión adulta) sufre un cambio radical que es explicado con un par de líneas de diálogo que ni siquiera dicen demasiado. Si tan solo se hubieran tomado el tiempo para resumirnos un poco mejor esos años que no vemos, para hacer la transición de Stefan un poco más creíble. No es imposible, ¿recuerdan cuando Pixar resumió toda la vida de matrimonio de una pareja en cuatro minutos y medio?

Una traición que deja a Maléfica sin sus alas y convierte a Stefan en rey, y la otrora bondadosa hada protectora se convierte en una vengativa y amarga reina de la oscuridad. Empleando a su sirviente Daival (Sam Riley) como espía, se entera del nacimiento de la hija de Stefan, la princesa Aurora, y decide volcar en ella su venganza maldiciéndola, sentenciándola a caer en un sueño de muerte al cumplir 16 años.

La escena del bautismo de Aurora, donde Maléfica lanza su maldición, es digna de mencionarse aparte. Reproducido con casi exactamente los mismos diálogos que la película animada de 1959, el momento es sencillamente lo mejor de la película, con Jolie abrazando de lleno el lado de villana del personaje con una interpretación electrizante.

Jolie se mantiene inspirada durante la película y es el principal punto positivo que tiene el filme, pero nunca brilla tan fuerte como en esos momentos de pura maldad. El resto del elenco también lo hace bien: pocos actores son capaces de interpretar a locos como lo hace Copley, y a Fanning se le exige poco, aunque transmite una inocencia y calidez adecuadas a Aurora. Sam Riley es efectivo como fuente de un poco de comedia sin que Daival sea directamente un personaje creado para hacer reír, e incluso las hadas, que pueden molestar por instantes, tienen sus buenos momentos.

El guión de Linda Woolverton no es un completo desastre; a pesar de su torpeza en esos momentos iniciales, el filme hace que uno sienta empatía con Maléfica, y aunque aún algo superficial, la forma en que la relación entre Aurora (Elle Fanning) y Maléfica va evolucionando no está mal manejada aunque de nuevo, gran parte del mérito es para Jolie. Incluso se las arregla para darle un inteligente giro al asunto del beso de amor verdadero, una cuestión complicada luego de que cierta otra película reciente de Disney demoliera brutalmente ese cliché.

Pero los errores del principio pesan enormemente sobre la película. Ya sea con cosas que pasan porque sí, casi sin explicación o contexto más allá de una o dos líneas no muy ilustrativas (¿por qué, exactamente, el rey quería acabar con Maléfica?) o personajes actuando de forma estúpida, a falta de una mejor palabra; la forma en que Maléfica es traicionada, por ejemplo. Es un clásico ejemplo de lo que el crítico Roger Ebert llamaba el “idiot plot” (argumento idiota), un argumento que solo es capaz de desarrollarse gracias a que toman las decisiones más estúpidas posibles.

A esto se suma un apartado visual poco inspirado. No es que los efectos por lo general estén malogrados -aunque el trío de hadas conformado por Imelda Staunton, Juno Temple y Lesley Manville se ven increíblemente falsas y un poco perturbadoras cuando no están en su forma humana y son caras humanas pegadas en cuerpos animados-, sino que es todo tan falto de originalidad y carácter. Salvo por los excelentes monstruos que participan de la batalla al inicio del filme, todas las criaturas mágicas son casi inmediatamente olvidables.

El Páramo en sí se siente como una amalgama poco imaginativa del País de las Maravillas y la tierra de Oz de las recientes películas de Disney, con un poco de Pandora de Avatar por si fuera poco. Se ve impresionante y colorido pero vacío y falto de pasión; compárelo mentalmente con aquella escena del bosque encantado en Blancanieves y el Cazador; en esa breve y sencilla escena, con criaturas apenas distintas a sus contrapartes reales y sin un espectáculo de luces y sobrevuelos, hay diez veces más magia y sensación de asombro que en todas las escenas de Maléfica volando por su Páramo y Aurora paseando entre pequeñas criaturas brillantes.

Stromberg, que debuta como director, tampoco demuestra un muy buen manejo de la acción luego de esa batalla inicial. El gran duelo climático carente de emoción o momentos memorables, a lo que no ayuda la tendencia de Stromberg de filmar toda su acción con la cámara moviéndose en exceso, haciendo curiosos zooms ultrarrápidos y planos demasiado cerrados sobre los personajes, lo que conspira para que todo sea más bien difícil de seguir.

Maléfica no es una experiencia insoportable. Paradójicamente, es por eso que el resultado final es tan lamentable: hay cosas buenas dispersas por los casi 100 minutos de metraje, cosas que se merecen estar en una película mejor, con más imaginación, más cuidado y un poco más de ambición.

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MALÉFICA (Maleficent)

Dirigida por Robert Stromberg

Escrita por Linda Woolverton

Producida por Scott Michael Murray y Joe Roth

Edición por Chris Lebenzon y Richard Pearson

Dirección de fotografía por Dean Semler

Banda sonora compuesta por James Newton Howard

Elenco: Angelina Jolie, Elle Fanning, Sharlto Copley, Sam Riley, Imelda Staunton, Leslie Manville, Juno Temple, Brenton Thwaites y Kenneth Cranham

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