“Lego Batman”: El héroe que necesitamos

Todo es, de nuevo, increíble en la segunda aventura cinematográfica de Lego, el tipo de parodia con puntería perfecta que solo puede venir de un lugar de entendimiento indiscutible de Batman.

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Un vengador de la noche, nacido en la oscuridad, engendrado en un oscuro callejón manchado de sangre; una personificación de la noche cuya voz es un rugido monstruoso, que vuela hacia el crimen por los cielos de su Ciudad Gótica o arrasa sus calles en un indestructible tanque urbano, buscando vengar la tragedia que lo vio nacer y ahogar las voces de sus demonios internos sembrando terror absoluto en los criminales.

Oscuridad. Sin padres. Súper rico.

Batman en el cine ha tenido un historial complicado, en especial en lo que se refiere a su relación con sus fans y la necesidad de estos de una interpretación “madura” del personaje, un adjetivo que en este contexto significa “cualquier cosa que sea opuesta al Batman de la TV en los '60”. Cuando Joel Schumacher tomó las riendas de Batman en el cine de las manos de Tim Burton , ese director hizo con Batman por Siempre y Batman y Robin precisamente un homenaje directo al Batman de Adam West, un producto caricaturesco disfrazado con luces de neón. Los fans lo odiaron a muerte.

Luego vino Christopher Nolan con una interpretación más realista y moralmente compleja que incluso los más acomplejados fans podían aceptar. Pero una vez “compensada” la imagen de Batman en el cine, Zack Snyder pasó a sobrecompensarla, y así es como acabamos con un Batman que suelta frases dignas de Donald Trump y explícitamente mata a criminales a diestra y siniestra mientras en su refugio guarda el traje de un Robin ya muerto. A estas alturas, Batman en el cine se ha vuelto una parodia pretenciosa.

Por eso es particularmente bienvenido algo como Lego Batman, una versión del personaje que ya en 2014 se burlaba despiadadamente de los clichés más abusados del Hombre Murciélago en la extraordinaria La Gran Aventura Lego, y en esa misma línea se mantiene en su propio “spin-off”.

Cabe destacar que el Batman de Lego no es una parodia de ninguno de los Batman específicos que le precedieron, sino que su blanco es la percepción del Batman omnisciente y omnipotente que el público ha creado en su mente colectiva, como una versión encapotada del siempre vigente meme de Chuck Norris. Entender a Batman es entender que no hay una sola versión de él, sino que hay decenas de versiones de las que se pueden sacar cosas buenas y malas, y el director Chris McKay y sus guionistas explotan esto a la perfección.

El filme abre con Batman deteniendo a básicamente TODOS los villanos de Ciudad Gótica cuando estos intentan detonar una bomba en Ciudad Gótica. Como este es Lego Batman, lo hace sin sudar una gota, y al ritmo de una gloriosa canción que él mismo escribió sobre lo absolutamente genial que es y cómo definitivamente no es Bruce Wayne.

El ritmo de los chistes y la cantidad de “gags” visuales de nuevo es más alta que la cantidad de revoluciones por minuto de un Ferrari acelerando al máximo en una pista de aterrizaje de aviones, siguiendo el estilo de La Gran Aventura Lego y la tradición de venerables comedias “spoof” como ¿Y dónde está el piloto? o La Pistola Desnuda; puede ser un poco sobrecogedor, y ciertamente al menos tres o cuatro pasadas a la película son necesarias para cazar todos los chistes y referencias, pero vale la pena.

Y como La Gran Aventura Lego, hay grandes cantidades de corazón detrás de todo el color y las explosiones de plástico. En respuesta al fetiche de cierto sector del “fandom” por un Batman solitario y su aversión a Robin, Batichica y todo lo que pudiera ser percibido como “poco serio” en el canon del héroe de DC, la película expone como su idea central que Batman necesita aliados y superar su miedo a formar parte de una familia luego de haber perdido a sus padres. La moraleja del filme es sencilla y entregada sin sutileza, pero al mismo tiempo sin insultar la inteligencia de su público, infantil o adulto.

Will Arnett vuelve a hacer un goce de su Batman engreído y perpetuamente trabado en la voz falsamente profunda y siniestra del Hombre Murciélago, y el filme lo rodea de un elenco envidiable de figuras como Michael Cera como un perpetuamente asombrado y francamente adorable Robin (el origen de su traje es impagable), Ralph Fiennes como un paternal y ligeramente exasperado Alfred y Rosario Dawson como una tenaz Barbara Gordon. Por su parte, Zach Galifianakis se las arregla para darnos un decente Joker precisamente porque no trata de imitar a alguno de los actores que pasaron por el papel antes; la comedia viene no de la imitación, sino de lo seriamente que toma su “relación” con Batman, y su plan... bueno, eso es mejor dejarlo como sorpresa.

La estética Lego del filme permite otra película con una variedad visual y de colores que ni la fotografía gris de los filmes de Marvel ni la hiperestilización al estilo 300 de Zack Snyder siquiera se acercan a igualar; las formas creativas en las que los realizadores juegan con la idea de que todo en el mundo está hecho de piezas de Lego es, de nuevo, asombrosa.

Si Lego Batman es un indicador del nivel de calidad que nos espera en el cine de superhéroes en 2017, vamos a tener un buen año.

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LEGO BATMAN (The Lego Batman Movie)

Dirigida por Chris McKay

Escrita por Seth Grahame-Smith, Chris McKenna, Erik Sommers, Jared Stern y John Whittington

Producida por Phil Lord, Christopher Miller, Roy Lee y Dan Lin

Edición por David Burrows, John Venzon y Matt Villa

Banda sonora compuesta por Lorne Balfe

Elenco: Will Arnett, Michael Cera, Zach Galifianakis, Ralph Fiennes, Rosario Dawson, Jenny Slate, Channing Tatum, Jemaine Clement, Seth Green, Eddie Izzard, Ellie Kemper Jonah Hill, Jason Mantzoukas, Conan O'Brien y Zoe Kravitz

Enlance copiado
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