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Si bien no deja de ser impresionante que el director James Wan se haya creado su propio mini universo cinematográfico a lo Marvel partiendo de su excelente filme de terror El Conjuro, la verdad es que ninguno de los “spin-offs” de aquella película de 2013 –con la salvedad de El Conjuro 2 que el propio Wan dirigió– ha estado a la altura.
La Monja y las dos películas de Annabelle se han mantenido firmemente entre mediocres y activamente malas, y la nueva adición a este universo, La maldición de La Llorona, no rompe ese molde.
Aunque la idea de un filme de terror “made in Hollywood” centrado en una figura mitológica latina es intrigante, el producto final acaba siendo totalmente indistinguible de cualquiera de las otras películas del género que llegan a las salas cada dos o tres semanas.
La historia trascurre en 1973 y nuestra protagonista es Anna (Linda Cardellini), una trabajadora social de Los Ángeles que atiende el caso de Patricia Álvarez (Patricia Velásquez), una madre cuya aparente negligencia y maltrato de sus dos hijos esconde la influencia de un vengativo espíritu que inmediatamente centra su atención en Anna y su familia.
El director debutante Michael Chaves demuestra un talento a la hora de darle algo de variedad a los sustos del filme y se nota que hubo particular cuidado en la forma en que la Llorona hace sus repentinas apariciones, con algunos trucos bastante creativos que dan un poco de sabor a los mismos “jump scares” de siempre, y la gélida fotografía de Michael Burgess se asegura de recordarnos que estamos viendo en el mismo mundo constantemente oscurecido en que trascurre El Conjuro.
Pero más allá de eso o detalles ingeniosos como el hecho de que el guión enfrenta a un fantasma asesino de niños con una persona cuya profesión es literalmente proteger niños, la película no tiene ambiciones más allá de sobresaltar al público algunas veces y luego desaparecer de su conciencia.
Es un filme relativamente corto que se siente más largo de lo que es porque su desarrollo es robótico, mecánico.
La Llorona y la cultura mexicana adyacente que le podían haber dado al filme algo de identidad propia acaban desaprovechándose por completo.
La entidad paranormal en el centro de la historia podría ser Annabelle o la monja de El Conjuro 2 (y La Monja) o Samara de La Llamada o literalmente cualquier otro demonio o espíritu y la película sería casi exactamente igual.
Al menos Actividad Paranormal: Los Marcados, otro “spin-off” latino de una popular saga de terror, se tomaba la molestia de aprovechar un poco la cultura en la que se ambientaba.
La creatividad de los sustos que uno halla en las películas de terror de James Wan, el progenitor de ese “universo”, está ausente, pero el filme está hecho de una forma demasiado competente para permitir que cause el tipo de impresión que una película verdaderamente mala deja, lo que al final sería preferible porque algo memorablemente malo siempre es mejor que algo que viene y va sin pena ni gloria.
La maldición de La Llorona no es más que una hora y media del finito tiempo del espectador en este mundo que dos o tres días después de verla pasará al absoluto olvido.
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LA MALDICIÓN DE LA LLORONA (The Curse of La Llorona)
Dirigida por Michael Chaves
Escrita por Mikki Daughtry y Tobias Iaconis
Producida por James Wan, Gary Dauberman y Emile Gladstone
Edición por Peter Gvozdas
Dirección de fotografía por Michael Burgess
Banda sonora compuesta por Joseph Bishara
Elenco: Linda Cardellini, Patricia Velásquez, Raymond Cruz, Jaynee-Lynne Kinchen, Roman Christou, Marisol Ramírez, Sean Patrick Thomas, Tony Amendola, Irene Keng, Oliver Alexander, Aiden Lewandowski