“La Gran Apuesta”: reír y enojarse

En medio de una densa maraña de terminología económica cargada de siglas y significados confusos, yace una historia que es a la vez cómica, trágica y aterradora.

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“¿Esto te hace sentir confundido? ¿Te hace sentir estúpido? Esa es la idea”, nos informa hacia el principio del filme Jared Vennett (Ryan Gosling), uno de los participantes principales en el torbellino de ignorancia, corrupción y confusos conceptos económicos que es La Gran Apuesta.

La película hace una crónica de los años previos a la devastadora crisis económica generada por el colapso del mercado inmobiliario en los Estados Unidos, partiendo desde 2005, cuando un excéntrico gerente de fondos llamado Michael Burry (Christian Bale) deduce que el mercado de viviendas estadounidense está asentado sobre una base increíblemente inestable que debería colapsar en algún momento de 2007, lo que lo lleva a deducir que puede ganar una enorme cantidad de dinero efectivamente apostando contra los bancos, aparentemente ignorantes del desastre inminente.

Las movidas de Burry eventualmente llaman la atención de Vennett, un comerciante de Wall Street que a su vez involucra por accidente a otro gerente de fondos, Mark Baum (Steve Carell) y a su equipo, a quienes convence de ayudarlo a seguir los pasos de Burry y beneficiarse del naciente apocalípsis económico.

El director y guionista Adam McKay, cuyo historial como director se compone principalmente de comedias disparatadas al estilo de Talladega Nights, Anchorman y Policías de Repuesto - no, Will Ferrell no aparece en esta película, ni siquiera en un cameo - dirige con una energía y una creatividad que le dan al filme un impulso disfrutable incluso cuando uno está haciendo su mayor esfuerzo por llevarle el ritmo a las conversaciones sobre CDOs, AAA, swaps y demás términos y siglas similares.

Con la constante narración de Gosling, la interposición de vídeoclips musicales como ilustración de lo que está pasando – Burry aprovechándose de la ignorancia de los banqueros al son de Money maker de Ludacris es un momento de particular inspiración – y la directa interrupción de la película para que gente como Margot Robbie, Anthony Bourdain y Selena Gómez expliquen al público los conceptos y términos económicos en juego, McKay saca un filme que es documental y ficción además de ser drama y comedia.

Todos esos trajes, las charlas de dinero y la narración podrían hacer a uno pensar que la película es parecida a El Lobo de Wall Street, pero las similitudes son solo superficiales. El excelente filme de Scorsese era una exploración de un personaje que el director evidentemente encontraba fascinante, mientras que McKay nunca parece tan interesado en sus personajes como en la situación en la que se mueven y las consecuencias de todo ese descontrol, ignorancia y estupidez que solo ellos parecen percibir.

Por toda la charla de cómo lo que está ocurriendo va a ser un armagedón económico y los cálculos de cifras en juego, McKay nos recuerda sutilmente el rostro humano detrás de esa impenetrable pared de flechas ascendentes y descendentes, de números verdes o rojos: momentos sencillos y discretos como el de un padre preguntando si va a tener que dejar su casa, el lugar donde su familia acaba de establecerse. Son momentos como ese que dan contexto e impacto al torbellino de sucesos al que el filme se precipita, y particularmente su perturbador final.

No se necesita un título de economista para entender que el filme muestra una realidad horrible y repugnante.

Obviamente el filme se beneficia de actuaciones excelentes, y aunque Gosling y Bale son muy buenos en sus roles – el primero como una versión “light” del Jordan Belfort de DiCaprio, al menos en actitud, y el segundo como un memorable pero no inolvidable genio con Asperger –, creo que el que debe llevarse los aplausos más grandes (y quizá debió llevarse una nominación al Oscar) es Steve Carell, cuyo personaje constantemente indignado, furioso e impulsado por una misión y un pasado trágico permiten al actor hacer un puente entre sus capacidades para el drama y la comedia, y poner en exhibición lo mejor de sus virtudes en esos dos campos.

Aunque cueste un poco seguirle el ritmo, La Gran Apuesta es constantemente entretenida y chocantemente trágica. Dénle una oportunidad, ríanse y enójense.

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LA GRAN APUESTA (The Big Short)

Dirigida por Adam McKay

Escrita por Adam McKay y Charles Randolph (basada en un libro de Michael Lewis)

Producida por Brad Pitt, Dede Gardner, Jeremy Kleiner y Arnon Milchan

Edición por Hank Corwin

Dirección de fotografía por Barry Ackroyd

Banda sonora compuesta por Nicholas Britell

Elenco: Steve Carell, Christian Bale, Ryan Gosling, John Magaro, Finn Wittock, Brad Pitt, Rafe Spall, Jeremy Strong, Marisa Tomei, Melissa Leo, Byron Mann, Karen Gillan, Hamish Linklater, Margot Robbie, Anthony Bourdain y Selena Gómez

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