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Normalmente no se hacen películas como las de la saga John Wick en Hollywood.
Las dos entregas anteriores de la saga se volvieron primero un éxito de culto y luego un suceso general precisamente por estar hechas con una fluidez y un buen ojo estético que normalmente parecen reservados para producciones asiáticas de artes marciales.
Son el resultado de una alquimia que reunió a directores como Chad Stahelski y David Leitch, veteranos coreógrafos y dobles de riesgo que claramente aprendieron de su tiempo trabajando con gente como las hermanas Wachowski en Matrix; un guionista como Derek Kolstad capaz de crear personajes y mundos hipnotizantes; y un actor con la dedicación y la presencia física única de Keanu Reeves.
La primera John Wick era un thriller de venganza que trascurría en un mundo con otro mundo secreto bajo su superficie, una sociedad clandestina de asesinos profesionales con reglas y protocolos de hierro y plomo; la segunda película exploraba más a fondo ese sub-mundo mientras nuestro protagonista sufría las consecuencias de esa venganza; y en John Wick 3, es todo ese mundo secreto el que comienza a ser arrasado en un tsunami de consecuencias.
La película comienza literalmente minutos luego del final de John Wick: Capítulo 2. John Wick (Keanu Reeves) rompió una regla inquebrantable, derramó sangre en el terreno neutral del Hotel Continental, y ahora la Mesa de Honor, el órgano amorfo que controla esta sociedad clandestina del crimen mundial y hace cumplir sus reglas, le ha puesto un precio masivo a la cabeza de John y todos los sicarios del mundo quieren cobrarla.
Es una premisa bastante simple que se complica – de una forma no precisamente positiva – debido a la red de alianzas y figuras de poder que entran y salen constantemente de la película mientras Wick va de acá para allá sin una meta mucho más clara que simplemente sobrevivir y llegar hasta la figura de su pasado de turno, desde una matriarca gitana interpretada por la inigualable Anjelica Huston hasta Halle Berry como una aliada de John que comparte tanto su habilidad marcial como su amor por los perros, mientras las fuerzas de la Mesa de Honor buscan reestablecer el orden con sangre.
Afortunadamente la película no se pierde en detalles sobre el pasado de John y su historia con los demás personajes nuevos. La película pinta a grandes rasgos y deja los pormenores específicos del "backstory" a la imaginación del público.
Las piruetas que hace el guión para justificar la variedad de situaciones en las que Wick debe defenderse de sicarios ambiciosos y lacayos de la Mesa de Honor es lo único del filme que no es elegante, pero en este caso el fin justifica completamente los medios, porque la acción en John Wick 3 es de lo más espectacular jamás visto en una película de este estilo salida de Hollywood.
En cantidad, variedad, brutalidad y calidad de acción, esta película es menos comparable con sus precuelas y más con algunos de los mejores productos que vienen saliendo en los años recientes del cine asiático de acción, consagrando a Chad Stahelski como uno de los mejores directores de acción del mundo, creando peleas, persecuciones y tiroteos que son claros, filmados de forma fluida y con el trabajo de fotografía habitual de la serie que convierte a sus escenarios en reinos casi místicos de reflejos, neon y decadencia urbana.
La influencia de obras maestras de la violencia cinematográfica asiática es clara y la película la viste con orgullo, desde la presencia de estrellas de la saga The Raid como Yayan Ruhian y Cecep Arif Rahman hasta una alucinante persecución en motocicleta que es un homenaje directo al impresionante filme surcoreano La Villana.
En las películas anteriores Wick se limitaba a pelear con armas de fuego, cuchillos o sus siempre letales llaves y agarres de jiu jitsu, pero en esta tercera entrega Keanu Reeves se asemeja a un Jackie Chan más brutal, utilizando todo lo que esté a su alcance en donde sea que está peleando.
Nada más comenzar la película Wick ya mató a alguien utilizando un libro, y la cosa se pone mucho más creativa y por momentos hasta cómica a medida que John despacha un ejército de matones de formas cada vez más insólitas y espectaculares.
Una inesperada cantidad de secuencias de acción también incorporan animales - y no solo los perros de los tráilers - , lo que siempre es bienvenido.
En el centro, lógicamente, está un Keanu Reeves inacabable, y si bien esta tercera parte no lo exige dramáticamente en la misma forma que las dos películas anteriores, su trabajo físico es el más impresionante hasta la fecha; John Wick nunca fue tan convincente como una máquina de matar como lo es en esta película.
El elenco de reparto vuelve a incluir a Ian McShane, Lance Reddick y Laurence Fishburne interpretando sus roles con la misma deliciosa teatralidad de las películas pasadas, y junto a Halle Berry destacan entre los nuevos fichajes Asia Kate Dillon como una figura de autoridad representante de la Mesa de Honor que claramente ama traer orden al caos; y Mark Dacascos, un habitual de las películas de acción de bajo presupuesto de los '90, como un asesino que va detrás de John pero al mismo tiempo lo idolatra. Ambos son extraordinarios en esta película y, si hay justicia en el mundo, los vamos a ver mucho más.
A riesgo de sonar como un disco rayado, John Wick 3: Parabellum es una película obligatoria para cualquier fan del cine de acción.
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JOHN WICK 3: PARABELLUM (John Wick: Chapter 3 - Parabellum)
Dirigida por Chad Stahelski
Escrita por Derek Kolstad, Shay Hatten, Chris Collins y Marc Abrams
Producida por Basil Iwanyk y Erica Lee
Edición por Evan Schiff
Dirección de fotografía por Dan Laustsen
Banda sonora compuesta por Tyler Bates y Joel J. Richard
Elenco: Keanu Reeves, Halle Berry, Ian McShane, Laurence Fishburne, Asia Kate Dillon, Mark Dacascos, Lance Reddick, Anjelica Huston, Saïd Taghmaoui, Jason Mantzoukas, Jerome Flynn, Yayan Ruhian, Cecep Arif Rahman, Boban Marjanović, Tiger Chen