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Cada cierto tiempo una película como “Gravedad” llega para recordarnos con total firmeza por qué vamos al cine, para reunirnos en grupos de conocidos y desconocidos en una sala oscura y contarnos una historia de forma quela veamos, la escuchemos y la sintamos, para hacernos sentir nudos en el estómago, que nos suden las manos y que respiremos aliviados, para maravillarnos e incluso llevarnos a la introspección.
“Gravedad” es una de esas películas que literalmente dejan a uno sin palabras, al menos ese fue el caso con quien escribe estas líneas. Dejando la sala me costaba emitir una opinión de la película que pasara de uno o dos adjetivos. Creo que ahora puedo explayarme un poco más: esta es una película extraordinaria, un verdadero logro del séptimo arte, un matrimonio casi perfecto de todos esos elementos separados –actuaciones, guión, música, efectos especiales y presentación visual, etcétera- que juntos hacen del cine una de las formas de arte con más potencial para explorar la condición humana.
La historia: la tripulación de la misión “Explorer” de la NASA se encuentra en plena caminata espacial haciendo reparaciones al telescopio espacial Hubble cuando los escombros de varios satélites destruidos, moviéndose a una enorme velocidad, los alcanzan. Dos astronautas quedan a la deriva: la Dra. Ryan Stone (Sandra Bullock), una especialista médica en su primera misión, y el veterano comandante Matt Kowalski (George Clooney).
Eso es todo, el argumento es elegantemente simple: dos astronautas varados en el espacio e intentando desesperadamente volver a la Tierra con vida. Es una clásica historia de supervivencia no muy distinta en su núcleo a tantas otras que pasaron por la pantalla grande, hayan estado o no ambientadas en el espacio. Pero como las grandes, las verdaderamente importantes historias de este tipo, Gravedad es mucho más que solamente eso.
Es una historia de redención, renacimiento y evolución. Con confianza y paciencia, Cuarón y su hijo Jonás –que escribieron juntos el guión- van esculpiendo y redondeando el personaje de Ryan Stone, no dejando que el acto de contar su historia, su pasado, se vuelva simple exposición, sino integrándolo dentro del contexto de lo que está ocurriendo de manera que se siente real. Luego, con un uso inteligente de metáforas visuales y momentos contemplativos entre las catástrofes -con un fantástico manejo de ritmo al alternar entre adrenalínicas secuencias de acción y momentos de calma-, Stone va evolucionando, cambiando radicalmente pero de una forma que no solo es inspiradora, pero que se mantiene creíble.
Lo que nos lleva a Sandra Bullock, que se anota un trabajo de antología en un papel extremadamente exigente. Por un lado está el hecho de que con el uso extensivo de efectos especiales –particularmente durante las escenas de caminatas espaciales- la actriz sin duda tuvo que pasar gran parte del tiempo reaccionando a cosas que no existían; mientras que por otro lado, la película hace mucho uso de largas de varios minutos ininterrumpidos, uno de los recursos más característicos de Cuarón como director.
Hay una escena hacia la mitad de la película que consiste de probablemente casi diez minutos en los que la cámara está fija en Bullock, sin cortes, mientras su personaje tiene una extendida y emocional conversación; aunque no puedo hablar por experiencia, no es difícil imaginar la presión que tomas como esa ponen sobre un actor o actriz, que no solo debe recordar una gran cantidad de líneas, sino que también debe tener en mente que una falla de su parte supone volver a empezar todo de nuevo. Bullock hace un trabajo excelente y muestra verdadero oficio.
Y aunque la película tiene como eje central el viaje emocional del personaje de Stone, Cuarón no se contiene a la hora de avasallar a los espectadores con espectaculares secuencias de acción. También la mayoría de estas escenas son presentadas por Cuarón como tomas largas e ininterrumpidas –incluyendo los primeros 10 minutos de película-, moviendo su cámara con una fluidez que hace un irónico contraste con el caos en pantalla, y hace palpable de una forma casi insoportable la precaria situación de los protagonistas. Si decide ir a verla, prepárese para pasar momentos de verdadera tensión.
Además, esta película logra transmitir una sensación de vértigo como pocas otras han logrado, haciendo un uso inolvidable del formato 3D; ver a Stone apenas aferrada a una estructura, con el planeta Tierra debajo, es sencillamente impactante, y es solo uno de los muchos usos inteligentes que Cuarón da al formato. Y al mismo tiempo, y a pesar de trascurrir en el vacío del espacio por la mayor parte del tiempo, la película transmite también una palpable claustrofobia, con el sonido limitado a lo que los protagonistas escuchan dentro de sus trajes con oxígeno limitado.
Gravedad es una bella historia humana envuelta en la coraza de una superproducción visualmente soberbia, con una protagonista digna de premios y el inconfundible estilo de quien se establece como uno de los grandes visionarios del cine contemporáneo.
Es, para ponerlo de un modo más sencillo, en mi opinión la mejor película que ha pasado por las salas de Paraguay en lo que va del año.
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GRAVEDAD (Gravity)
Dirigida por Alfonso Cuarón
Escrita por Alfonso Cuarón y Jonás Cuarón
Producida por Alfonso Cuarón y David Heyman
Edición por Alfonso Cuarón y Mark Sanger
Dirección de fotografía por Emmanuel Lubezki
Banda sonora compuesta por Steven Price
Elenco: Sandra Bullock, George Clooney, Ed Harris, Phaldut Sharma y Amy Warren