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Toda película merece el derecho a ser juzgada en sus propios términos, fuera de las sombras de otras películas o cineastas ajenos aún cuando sus vínculos a otros filmes o realizadores son ineludibles. El problema es que Geo-Tormenta, por sí sola, es tan inodora e incolora que no hay mucho que se pueda decir sobre ella en aislamiento.
Pero en honor a lo que es justo, por sí sola, en el vacío, Geo-Tormenta es un ejemplo deshuesado y anémico de cine desastre que combina drama humano aburrido y mil veces visto con secuencias de destrucción que muy de vez en cuando son interesantes, pero la mayoría de las veces sufren de la misma sensación de repetición que el guión que las acompaña. Hay al menos seis opciones más interesantes en cines de Paraguay ahora mismo y me atrevo a decir que cualquiera de ellas sería una mejor inversión de tiempo.
Dicho eso, ahora podemos hablar de la película en el contexto que la engendró, un contexto en el que por lo menos sí se puede decir algo con un poco más de sustancia.
Esta película fue co-escrita y dirigida por Dean Devlin, colaborador de larga data de Roland Emmerich, fácilmente el más reconocible de los creadores de cine desastre de Hollywood, y aunque no trabajó en las películas de Emmerich que más se parecen a lo que Geo-Tormenta acabó siendo –El día después de mañana y 2012–, su película tiene tanto en común con esas obras que es difícil negar lo enorme que es la influencia del cineasta alemán en el debut como director de Devlin.
La película trascurre en un futuro cercano en que una veintena de países ha unido sus esfuerzos y recursos para crear una literal red de satélites que cubre todo el planeta y puede controlar el clima, regulando la temperatura de puntos específicos del globo o incluso disipando huracanes mientras se están formando. Todo es genial hasta que alguien se las arregla para convertir este sistema en un arma y causar desastres ambientales devastadores.
Siguiendo el libreto habitual de Emmerich, Devlin parte de esta premisa para crear escenas de caos y destrucción a gran escala intercaladas con largos periodos dedicados a los dramas personales y familiares de sus protagonistas, en este caso uno de los técnicos creadores del sistema de satélites, Jake Lawson (Gerard Butler), quien tras ser despedido más bien injustamente ha deteriorado considerablemente su relación con su hija y su hermano Max (Jim Sturgess), quien trabaja para el Gobierno estadounidense.
Todo eso resulta bastante aburrido, como suele ser el caso también en la mayoría de las películas desastre de Emmerich cuando se centran en divorcios y dramas entre padres e hijos entre catástrofe y catástrofe. El hecho de que Butler no es un actor cuyo principal fuerte sea el drama no ayuda; es un actor que incluso cuando está teniendo conversaciones reflexivas y meditando sobre su pasado suena como si dando una arenga antes de entrar en alguna batalla o amenazando a algún villano de una película de acción.
El “misterio” de quién está detrás de los desastres también es totalmente estéril, y si bien me parece poco productivo criticar a las películas por ser predecibles, incluso en esto Geo-Tormenta se destaca de forma negativa; en serio, mire usted la lista de actores al pie de este texto y trate de adivinar quién es el malo, le prometo que es muy difícil que se equivoque.
Así que la historia de este ejemplo de cine desastre no es buena, gran cosa, ¿no? Si vamos a ser honestos no vamos a ir a ver una película titulada Geo-Tormenta buscando drama de calidad, ¿verdad? Lo que importa es el espectáculo. Eso es cierto, pero incluso en eso el filme flaquea, con secuencias de destrucción que de alguna forma se las arreglan para ser tan intrascendentes como todo lo demás.
Uno puede decir un montón de cosas sobre Roland Emmerich, pero en lo técnico el alemán es un cineasta de primera, y eso es demasiado notable cuando un director sin el mismo buen ojo para el espectáculo visual que él trata de emularlo. Hay un dinamismo y una elegancia geométrica en la acción de Emmerich que está totalmente ausente en Geo-Tormenta. Ninguna toma o secuencia de Geo-Tormenta es siquiera la mitad de interesante o ambiciosa, visualmente hablando, como la magistralmente ridícula secuencia de Los Ángeles en 2012. En vez de eso, Devlin nos da refritos de cosas como la devastación por calor en El Núcleo o el tsunami gigante de Impacto Profundo y vaya uno a saber cuántas otras películas más.
Lo máximo que el filme tiene para ofrecer en espectáculo son algunas ideas visuales interesantes, como la imagen de Cabo Cañaveral transformado en una especie de terminal de ómnibus para trasbordadores espaciales, o la literal red de satélites que cubre a la Tierra.
Pensar que ir a ver Geo-Tormenta en el cine valdría la pena al menos por los efectos especiales y la acción sería equivocarse.
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GEO-TORMENTA (Geostorm)
Dirigida por Dean Devlin
Escrita por Dean Devlin y Paul Guyot
Producida por Dean Devlin, David Ellison y Dana Goldberg
Edición por Chris Lebenzon, John Refoua y Ron Rosen
Dirección de fotografía por Roberto Schaefer
Banda sonora compuesta por Lorne Balfe
Elenco: Gerard Butler, Jim Sturgess, Abbie Cornish, Alexandra Maria Lara, Ed Harris, Andy García, Robert Sheehan, Eugenio Derbez, Daniel Wu, Zazie Beetz, Richard Schiff, Adepero Oduye, Amr Waked y Talitha Bateman