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La Santísima Groove – El agite (2014). Independiente. Aunque con tracks como Calavera soul y Rosas blancas uno quiera soltarlo todo y dejarse llevar, algo pasa con La Santísima Groove que nos produce un agridulce sabor. Con un lucimiento instrumental, una propuesta creativa en composición y una producción acorde, nos encontramos con un problema vocal que nos impide el disfrute absoluto del proyecto.
La voz humana, sin dudas, es el instrumento musical más expuesto en una agrupación y que, sin trabajo previo, puede debilitar la propuesta. Para el oyente más exigente, este es el caso. Para el que pida fiesta y una buena dosis de groove, aquí la encontrará.
"Es buen momento para empezar", canta el vocalista, al ritmo del frenético tema que da nombre al álbum (El agite). Un swing de apertura que abre un disco sobrecargado de ritmos, a lo largo de sus doce pistas.
La picardía de las letras sigue con Groovin', una pieza donde la banda promete "hacer temblar el lugar". Ya en el tercer track (En la oscuridad), el álbum baja revoluciones y se pone romántico, mientras 'rapea'.
La banda explora las marcas de la seducción con la apasionada Fuego, antes de la nocturna Quiero morir en esta fiesta: ideal para olvidar los problemas y ponerse a bailar.
La Santísima compone un tema que podría sonar la noche antes del fin del mundo, sin que nada importe más que bailar (No dormiré), para dar lugar a la hermosa Rosas blancas, con reminiscencia de los '70, entre melodías, arreglos de voces y de vientos.
En Calavera Soul, la letra se sincera y se define: "Los caminos aquí son dos: el correcto y en el que estoy", antes del rap en Todo puede ser y la postal nocturna de Tranquilos Pub.
La euforia se redime al ritmo de Dime, aunque con arreglos de voces otra vez desprolijos. Ya para el fin del álbum, llega No es prohibido el funk, con un arreglo de voces que no logra lucirse... aunque sí entusiasmar. Una obra psicodélica y audaz de una propuesta a la que, por las sensaciones que logra, podríamos confiar.