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Más allá de las habitualmente altas temperaturas predominantes de esta época del año, el clima se mostraba propicio para un espectáculo en la noche del viernes, cuando una multitud de fans se reunía en el court central del Yacht y Golf Club Paraguayo para presenciar el primer concierto en Paraguay del mundialmente famoso grupo estadounidense de rock alternativo 30 Seconds to Mars.
Su principal atracción, sin dudas: el vocalista Jared Leto, conocido también por su faceta actoral, veta a través de la cual se coronó como ganador de un Óscar y un Globo de Oro, por el filme Dallas Buyers Club (2013).
Los artistas de la banda no se hicieron esperar. Tras una previa musical a cargo del local DJ Kwak, puntualmente a las 21:30, el majestuoso coro en latín del clásico musical O Fortuna, de Carl Orff, anunciaba junto con el impresionante despliegue de luces y una cortina de humo el inicio del show, e inmediatamente aparecían en el escenario Tomo Miličević y los hermanos Shannon y Jared Leto.
Los “Echelon” –como se hacen llamar sus fans– lograron por fin saciar su espera, desde aquella postergación del show, allá por mayo de este año. Al igual que su más reciente producción, Love, Lust, Faith + Dreams es el nombre de la gira que los trajo a nuestro país.
Obviando más preámbulos, Jared Leto lideró enérgico, saltando y pidiendo ruido de su público, el primer tema de la noche, Up in the air, en un escenario iluminado en numerosos colores. “Vamos a saltar tan alto que vamos a tocar las estrellas”, proponía luego el vocalista, al momento de interpretar Search and destroy. Por entonces, el entusiasmo ya hacía de las suyas en el público, mayoritariamente juvenil.
This is war sonó luego, cuando un número de gigantescos globos de colores rebotaban entre el público, mientras que el inspirado juego de luces acompañaba luego el ritmo de Conquistador, acentuando con flashes los momentos más enérgicos y anárquicos de la composición.
El vocalista aprovechó el momento para sincerarse con sus fans, admitiendo que se sentía enfermo debido a algo que comió y disculpándose. Aunque por momentos se dejó ver visiblemente incómodo, y en un par de otras ocasiones reiteró su pedido de disculpas (“espero no vomitar sobre ustedes”), no dejó que su malestar físico se interpusiera en el espectáculo y entregó hasta su alma para dar un gran show.
Tras esto llegó uno de los temas más emblemáticos de la banda, Kings and queens, que de nuevo fue entusiásticamente acompañada por el eufórico público. Una fan logró subir al escenario y abrazarse al cantante, que le retribuyó el gesto para la algarabía de la multitud. Girando sobre sí mismo -muy temerariamente para alguien con miedo de vomitar- y enarbolando una pequeña bandera paraguaya, Leto lideró luego una igualmente celebrada interpretación de Do or die.
Miličević cambió la guitarra por la percusión para City of angels, y luego optó por el teclado en la más lenta y minimalista End of all days, tras lo cual Shannon Leto tuvo un momento de protagonismo con un solo de percusión y su hermano se tomó un descanso seguramente muy necesitado.
No obstante, en breve Jared ya estaba de vuelta en el escenario, esta vez con una guitarra acústica en manos, comentando que su hermano le había dicho lo hermoso que le parecía Paraguay y, una vez más, disculpándose por su propio estado de salud, afirmando incluso que el médico le había recomendado no actuar… pero que no quiso dejar de presentarse en Paraguay.
Leto procedió a retomar el show con Hurricane, tras lo cual recurrió al apoyo del público para que canten con él otro de los grandes éxitos de la banda, The kill, actuando como director de orquesta y cinematográfico, filmando al público para sus redes sociales. Tomó un par de intentos, pero la interpretación del público fue finalmente catalogada de un éxito por el vocalista.
De forma minimalista, con solo guitarra, voz y coro del público, Jared Leto interpretó Alibi, para luego traer de vuelta a sus compañeros y dar rienda suelta al espectáculo visual con la electrónica Bright lights. El público directamente estallaba en euforia, aunque el cuento empezaba a terminar.
El préambulo del final fue un impresionante “cover” instrumental del clásico de Metallica Enter Sandman, que sonaba mientras Jared invitaba a una multitud de fans al escenario para que vieran –y vivieran– desde arriba el final del espectáculo, una triunfal interpretación de Closer to the edge en la que hubo tanta energía como se podía esperar.
cCon un público apasionado, el innegable carisma del vocalista y el histrionismo musical de sus distintos integrantes, 30 Seconds to Mars logró encender a un público juvenil que fue testigo, cerca del río, de una fiesta musical y visual –casi mìstica– para el recuerdo.
Mirá nuestra Galería de Fotos del concierto de 30 Seconds to Mars en Paraguay.