Enforcer y el metal a alta velocidad

La banda sueca protagonizó una intensa noche de heavy metal en el microcentro de Asunción.

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En una jornada más de una de las semanas más activas de lo que va del año en cuanto a conciertos de artistas internacionales –cinco shows habrán tenido lugar para cuando acabe la semana-, el popular grupo sueco de heavy metal Enforcer encabezó en Asunción una noche que también sirvió para el lucimiento de algunos exponentes del género en el ámbito local.

La cita en la fría noche del miércoles fue en Kop Town, convertido ya en uno de los principales puntos del rock en el microcentro de la capital paraguaya. Allí se daban cita las bandas paraguayas Patriarca, Motorfighter y The Force, además de Enforcer, que actuaría por primera vez en Paraguay.

Abría el espectáculo alrededor de las 21:50 Patriarca, una banda de thrash metal que ya cuenta con una sólida reputación entre los fans del género, con un sonido que parece recorrer varias etapas de la historia del metal, con melodías trabajadas, aunque sin dejar de ser fieles al espíritu caótico del thrash clásico.

El grupo conformado por Javier González, Fabio Servín y Hernán Comas interpretó canciones como “Rebeldía”, “Verdad o maquinación”, “Yo sigo mi ley”, “Fría venganza” y “Azote metal”, haciendo entrar en calor al público que había soportado el intenso frío en el camino hacia el local de música; las cabezas se sacudían, los empujones del pogo ganaban intensidad, una persona caía al suelo y tres la ayudaban a levantarse para seguir saltando… la identidad metalera más pura ya se manifestaba al comenzar la noche.

Luego le llegaría el turno a Motorfighter, que presenta un speed metal mucho más crudo y rabioso, a medio camino entre la variedad sonora de bandas como Metallica y la pura dureza del sonido de grupos como Sepultura, con una gutural y furiosa voz sobre una vertiginosa batería.

El grupo interpretó canciones como “Fucking dizzy”, “Motofighter”, “Let’s start a war” y “Heavy artillery”.

Finalmente, cerraba la tanda de artistas paraguayos la banda The Force –que había teloneado para Megadeth en 2011-, con un sonido claramente influenciado por Dio y Metallica, con varias intros de canciones que hubieran encajado perfectamente en los primeros discos de la banda de Herfield y Ulrich.

La banda de Mike Martínez, Eduardo Valenzuela, Juan Barrios y Bruno Romero hizo sacudir las cabezas a cientos de metaleros con vertiginosas canciones como “Storm of Steel”, “Stampede of a thousand stallions”, “The longest day” y “Son of the warrior”.

Ya eran las 00:25 de este jueves cuando finalmente tomaron el escenario los suecos Olof Wikstrand, Joseph Tholl, Tobias Lindqvist y Jonas Wikstrand, y entre una espesa nube de humo comenzaron su primer show en Paraguay con una obertura instrumental a la que seguiría la canción “Death rides this night”; la batería era como una ametralladora, mientras la multitud sacudía frenéticamente la cabeza ante las agudas entonaciones de Olof Wikstrand.

“¡Venimos a romperles los malditos cuellos!”, gritó el vocalista a la emocionada multitud antes de seguir con “Mistress from Hell” y “Mesmerized by the fire”, una de las canciones de su más reciente disco, “Death by fire”, que promocionan durante su presente gira.

Un intenso y brutal pogo acompañó la interpretación de la banda de la canción “Katana”, seguida de “On the loose”, con Olof Wikstrand y Tholl haciendo gemir sus guitarras mientras Jonas Wirkstrand seguía ametrallando al público con su batería. Un fan rebotaba acostado sobre una multitud de manos mientras desde el escenario retumbaba “Crystal suite”.

Siguieron “Scream of the savage” y “Midnight vice”; el public coreaba tan fuerte como le era posible, y la acústica de Kop Town hacía que pareciera que era una multitud dos veces más grande la que coreaba. Una introducción instrumental que no hubiera estado fuera de lugar en una película de terror abría luego la canción “Take me out of this nightmare”.

La velocidad no bajó en lo más mínimo en ningún momento, y seguía siendo vertiginosa con “Take me to Hell”, a la que siguió una interpretación de “Silent hour” que culminó con una sección instrumental en la que las guitarras de Wikstrand y Tholl cobraban un gran protagonismo.

El vocalista puso el pie en el acelerador con una enérgica interpretación de “Satan”, y luego puso al público a cantar con “Black angel”; la eufórica multitud respondió de forma atronadora.

Luego de dejar el escenario por unos segundos, la banda regresó para una última canción, llevando al público al principio de su discografía con la canción “Into the night”, aunque luego no resistieron la tentación ni los reclamos del público de “una más”, y tocaron “Evil attacker” para dar a sus seguidores una última dosis de metal a alta velocidad.

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